Por Pablo Alfredo Herken Krauer

Analista de la economía

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Nuestra economía caería este año –como casi toda la región que se hunde entre -8% y -9%– según estimaciones externas entre un -2% como piso y un -4% como techo, según el Banco Itaú BBA y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ambas instituciones reduciendo sus cálculos pasados de -3,5% y -5%, respectivamente. En el medio tenemos las estimaciones del Banco Mundial -3,2% (que en un comportamiento diferente subió su número negativo del -2,8% anterior) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo de las Naciones Unidas, con sede en Santiago de Chile, que se mantuvo en su pronóstico pasado y congeló el -2,3%.

Todas las estimaciones son de caída de la economía paraguaya, recordando que en este mes el Banco Central del Paraguay (BCP) debe revisar su proyección hecha en julio señalando una disminución económica del -3,5%. Sin importar la altura del dato económico negativo o en rojo estamos pasando por lo que la gente dice con razón la peor crisis económica y social y empresarial y ocupacional en toda nuestra democracia desde febrero de 1989. No hubo otra crisis igual. Tampoco en tiempos de la dictadura estronista. Reitero, independientemente de la altura del frío dato negativo que refleja y “concentra” la medición de la marcha económica hecha con instrumentos y procedimientos técnicos. Nunca, nunca, la gente ha estado peor.

Dicho esto hay que tener mucho cuidado con satisfacernos por ser la nuestra una de las economías que menos se derrumba, dependiendo de la fuente, y pegarle dicha información cual bofetada en la cara a la gente. Hay muchísima gente que cayó muchísimo más que el -2% o el -4% y que lo perdió todo y que le llevará años volver a recuperar lo que tenía, en un escenario de enormes dificultades. ¿Que el Perú cae casi -14% y la Argentina -12% nos da el derecho de asumir que lo nuestro ha sido suave? En épocas de crisis jamás hay que agarrarse de “los datos” más favorables con aire triunfalista. Que fue el grave error que ha venido cometiendo el presidente de la República. Lo que realmente importa es el dolor y el daño mucho mayores que el dato de “no caímos tanto, a muchos otros les fue peor”. Hay economías que cayeron peor. Pero, y ¿la calidad con la que fue protegida la vida, la economía y la propiedad de la gente, en esas economías más golpeadas? Mientras la calidad de vida de la gente no mejore radicalmente, el dato económico es aceptable, pero no relevante. La comparación de las caídas económicas en la región, no nos dice mucho sobre el mejor futuro para la gente. Y arrojarle en la cara un dato que su estómago no come es burlarse de su dolor. No hace falta hacerlo. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD

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