POR EDUARDO “PIPÓ” DIOS

COLUMNISTA

La manipulación político-mediática, en nuestro país, se ha vuelto más típica que la chipa o el mandió chyryry.

En este país, una procesada, con toneladas de pruebas de público conocimiento, por asociación criminal, lavado de dinero y algún que otro delito conexo más, no puede ser molestada por los medios por su condición de “mujer”, o sea la próxima vez, Rodolfito, poné todo a nombre de ella, total, es mujer y no se puede decir nada de ella.

Mujeres honestas, trabajadoras, que son o fueron, realmente víctima de violencia, son puestas al mismo nivel que una ratera, que se quedó con dinero de la merienda escolar de los niños más carenciados de este país, lucrando descontroladamente, aprovechándose de los nexos y la influencia política de su marido, un senador mau, gobernadorcete de cuarta y ministro de Agricultura sin siquiera ser bachiller campaña. Una descarada que se compró una camioneta de lujo que vale unas 130.000 meriendas, un “regló” (sic) de 45.000 meriendas, un cuadro de 35.000 meriendas y quién sabe cuántas meriendas más usó para darse la vida de lujos esta pareja caricaturesca, y sus asociados y cómplices rentados en el Senado.

Pero ella es “víssssstima”, primero insulta, amenaza, dispara desde cuentas falsas en las redes, se jacta de su poder, pero después lloriquea en los medios amigos, financiados con otras tantas meriendas.

Hasta el propio jefe de Gabinete del presidente de la República se ocupa personalmente de fogonear los vanos y patéticos intentos de censura, poniendo sombra de sospecha sobre cuál sería el interés del propio Poder Ejecutivo en proteger a este grupo mafioso, con sus garras en el tráfico de oro, las meriendas y almuerzos escolares en varios departamentos, la construcción de pozos fantasmas en el MAG y demás lindezas.

Por otro lado, la aplanadora “oficialista” del Senado, liderada por la Gata Flora, se jacta de que, el que tiene la mayoría, hace lo que quiere, echando a sus enemigos del Congreso, sin más proceso que un par de mentiras mediatizadas por su “mecanismo” periodístico, igualmente financiado por dinero desviado de las arcas públicas. Pero, guayyyy que la mayoría se dé vuelta y les toque a ellos, porque recurren a la Cruz Roja, el pacto andino, hablan de golpe de Estado, queman congresos y plantan muertos. La mayoría, si es de ellos, es soberana, pura y patriótica, si es de los rivales es Stroessner y Pastor Coronel volviendo de sus tumbas.

Hay que ser bastante pelotudo para seguir creyéndoles, por lo que ese grupo, el de los pelotudos que compran la porquería que vomitan Desirée y su grupo de facinerosos, debe ser pequeño. Los demás están colgados de alguna teta estatal o son parte de la rosca en mayor o menor medida.

La dictadura parlamentaria terminará, como toda dictadura, volando por alguna ventana a patadas, por un pueblo harto de ser engañado, ultrajado y hambreado por esta rosca siniestra, más temprano que tarde.

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