La banda de criminales del Norte que mantiene privados de su libertad a compatriotas paraguayos, tiene que ser desarticulada con todas las herramientas bien utilizadas que dispone la estructura de un Estado que funciona. No son solamente un puñado de hombres, mujeres, niños e indígenas escondidos en el monte, sino una cadena de personas chantajeadas víctimas de la ignorancia y el abandono del Estado, tierra fértil para que germinen estos grupos manipuladores que en nombre de la pobreza asesinan, secuestran, delinquen y se vanaglorian con un discurso de lucha de clases.
Al Paraguay lo secuestramos los paraguayos que no hemos logrado liberarlo de sus captores. Los captores no son solo esos que todos los días ven la forma en joderle al Estado a través de negociados con el dinero público, exprimiendo los pocos recursos que deben ser destinados a cuestiones prioritarias. Arami López, de la Coordinación de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, relató la penosa realidad de los estudiantes con las clases virtuales: “En su comunidad se prestan un celular entre seis niños para hacer sus tareas y algunas familias deben vender sus gallinas para cargarle saldos a sus teléfonos”. En su escuela, eran 65 alumnos, hoy quedaron 25. El resto desertó por falta de recursos. ¿Qué hacen ahora esos 40 niños y niñas que abandonaron la escuela? La educación les fue secuestrada a estos niños.
Las importaciones se ven resentidas por la bajante del río y la situación es cada vez más desesperante por no permitir la navegabilidad. Las embarcaciones operan en un 60% de su capacidad y ya generó pérdidas por valor de US$ 50 millones. La situación hidrológica es muy difícil. Nunca se ha invertido en un dragado en serio. Recién el próximo año se anuncia una tarea al respecto que tendrá un costo de US$ 19 millones. La posibilidad de trabajar a este sector les fue secuestrada por la desidia de las autoridades.
El 29 de setiembre se anuncia una movilización campesina convocada por 15 organizaciones que quiere mover a 20 mil trabajadores rurales. Pese a las promesas no avanzaron en políticas agrarias con énfasis en la agricultura familiar campesina, no tienen una ley agrícola familiar con tecnología y seguimiento técnico, sin créditos accesibles y a largo plazo, seguro, jubilación agrícola, colegios técnicos para el acceso a educación agraria, titulación rápida, etc, etc. Al sector productivo del país se les secuestró la oportunidad de trabajar.
En materia sanitaria, la pandemia dejó al descubierto lo que todos sabíamos. La precariedad del sistema. Cinco millones de paraguayos hoy no cuentan con cobertura médica. El sector público y el sector privado deben trabajar juntos para ampliar la cantidad de paraguayos con cobertura médica. Es necesario rediseñar el sistema sanitario y la cobertura médica, pero sin cargar todo al IPS que no tiene la capacidad ni infraestructura suficiente para responder a la demanda de los 1.450.000 asegurados que hoy tiene. A la población se le secuestró la posibilidad de acceder a una atención médica integral.
La lista de secuestros es larga. Pero mientras sigamos tolerando y hasta casi con indiferencia cómo 23 senadores protegen a quien es señalado de impedir que más niños accedan a un almuerzo escolar, mientras permitamos que la Justicia blinde a empresarios que montaron un esquema para lucrar con insumos médicos en plena pandemia y mientras sigamos eligiendo a corruptos y mediocres como gobernantes, el Paraguay seguirá secuestrado. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.