¡Razones para trabajar siempre habrán! Nunca faltan cosas que hacer, a no ser que tengas una forma de ser y de actuar enteramente reactiva y la palabra proactividad no forma parte de tu léxico, y siempre te remitís a cumplir órdenes y punto.

Es bueno que la gente que conforma nuestro equipo de trabajo pueda hacerlo arduamente durante la semana laboral, pero no deja de ser menos importante que tenga sus días libres, que les permita poder “desenchufarse”, compartir con la familia, “recargar pilas” como para volver a enfrentar con entusiasmo el nuevo inicio de semana.

Si no permitís que tus subordinados puedan tener días libres, sería obvio y razonable que dejen de ser felices, afectando su estado de ánimo y muy probablemente propensos a ser menos productivos.

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Si trabajamos junto a nuestro equipo, cumpliendo los objetivos y metas que nos trazamos, es probable que los niveles de productividad puedan mantenerse positivos, dado que los subordinados ven también a su jefe “remando” a la par de ellos, manteniéndose la motivación, el entusiasmo, la cohesión y espíritu de grupo. Lo que hace que todos sus integrantes se comporten como una gran familia, inspirando al equipo lealtad y entusiasmo.

El que sabe asumir su liderazgo se hace respetar, seguir y apreciar por todos, pues uno de los puntos más altos se ve reflejado en su humildad y sencillez.

Todo buen jefe no debería perder de vista aspectos tangibles e intangibles de relevante importancia y que con seguridad serán valorados y apreciados por todos los integrantes del equipo.

Si los sabes recompensar cuando lo merecen, alabarlos, ser amable con todos ellos, confiar en el potencial de cada uno, dirigirles y motivarlos hacia el cumplimiento de los objetivos y metas trazados previamente en función a los planes estratégicos delineados y aprobados por la alta gerencia de la compañía podrías también esperar recompensas.

Si se lo merecen y demuestran hacer bien sus tareas, pues deberías hacerlos crecer y mostrar preocupación franca por todos los integrantes.

El buen líder es aquella persona que permanentemente hace un repaso mental de todas estas variables para decirse entre si está o no cumpliendo con todos, y mejorar/fortalecer las áreas críticas que sean necesarias.

Seguimos teniendo a muchos jefes mal educados, autoritarios y arrogantes, que lo que menos hacen es buscar un espíritu de cooperación y cohesión dentro del grupo de trabajo y mucho menos esforzarse por ser amable con todos.

Un jefe con dichas características lo único que logrará es que su gente trabaje bajo un estado de tensión permanente, pues seguimos teniendo a muchos que en pleno siglo XXI siguen aplicando “la motivación por el miedo”, y no se dan cuenta del tremendo daño que están causando a sus organizaciones.

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