Por Emilio Daniel Agüero Esgaib.

“Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho” (Salmo 115:2-3).

La gente se pregunta dónde está nuestro Dios, preguntan por qué permite estas cosas, por qué la pandemia, por qué la crisis, por qué la enfermedad y la muerte.

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Tal vez podríamos especular muchas explicaciones, pero la más categórica es que Dios está en el cielo, un lugar alto de autoridad y poder, y “todo lo que quiso ha hecho”. Él es Soberano, tiene un plan eterno y todo lo que acontece, aunque no lo entendamos ahora, tiene un propósito eterno y de bendición.

Queremos decirte que Dios tiene el control. Él es soberano. Nada escapa de su voluntad y Él tiene cuidado de nosotros, aunque de momento, muchas veces, no lo entendamos. Esto no es solo una frase trillada o mecánica, es una verdad espiritual, y es importante que lo creas. Dios tiene el control.

Dios llama a su Iglesia a entender los tiempos. No solo estamos llamados a conocer el tiempo puntual que estamos viviendo hoy sino lo que venimos arrastrando los últimos 100 años. Alguien podría decir que 100 años es mucho tiempo, pero en realidad es el contexto inmediato de lo que hoy estamos pasando.

En los últimos 100 años, como nunca antes en la historia de la humanidad, ocurrieron acontecimientos que nos hablan de cumplimientos proféticos. Desde el inicio del siglo 20 tuvimos dos guerras mundiales, dos pandemias mundiales (la gripe española en 1918 y el covid en el 2019; esta última menos mortífera que la anterior, pero llegó a todos los países del mundo); la unión de las naciones (ONU, 1945); la resurrección del Estado de Israel en 1948, luego de casi dos mil años de diáspora (que para nosotros los creyentes es un acontecimiento trascendental); la Guerra Fría; el comunismo, que buscó con su ideología atea cambiar la sociedad trayendo solo muerte y pobreza. También el nazismo, que con su ideología atea fundamentada, entre otras cosas, en la filosofía de Nietzche y el “superhombre” y la teoría de la evolución de Darwin, buscó cambiar la raza con la “supremacía del más fuerte”; y en los últimos años, la ideología de género, también impía, que busca imponernos un “cambio de naturaleza” diciéndonos que cualquiera puede ser lo que quiera, pasando por encima de la biología y el sentido común (este último un fenómeno que nunca se dio), imponiendo a la fuerza una ideología totalitaria que quiere redefinir la sociedad y la familia con una reingeniería social perversa dominada por unos pocos que tienen el poder de la comunicación en sus manos para manipular a los millones. Y todo esto, por supuesto, quitando los valores y a Dios de en medio, atacando la fe y la moralidad bíblica. La tecnología, que en sí misma es solo una herramienta poderosa, pero manejada por un sistema contrario a los valores cristianos. El internet. El proceso de digitalización de la moneda. La brecha generacional cada vez mas corta nos separa abismalmente de nuestros hijos en la forma de ver la vida, y que estos cada vez son más educados por las redes sociales que por sus padres.

Todo esto es un contexto general, pero también tenemos un contexto actual: la pandemia, la crisis económica, el confinamiento, los antivalores, la inmoralidad, la incredulidad, el ateísmo, etc., que marchan al galope al cumplimiento de agendas mundiales. Entre todo lo malo hay algo bueno: se está predicando como nunca el evangelio de Cristo, gracias a las facilidades de la comunicación.

Todo esto es profético, y tenemos que prepararnos.

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