“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

Por Pablo Alfredo Herken Krauer

Analista de la economía

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Email: pherken@gmail.com

Demasiadas preguntas genera el proyecto de presupuesto fiscal 2021 de Hacienda. Hay más dudas que certezas. Empecemos: 1) ¿Por qué otra vez se presenta un presupuesto “en los papeles” (2021) para compararlo con el anterior también en los papeles (2020)? Se pierde un tiempo valiosísimo haciendo comparaciones absurdas sobre subas o bajas con base en las intenciones o los deseos y el uso de los recursos públicos “en los papeles”, cuando lo que importa es tener una proyección de la ejecución de ingresos y gastos en la realidad que hoy vivimos (2020), y que perfectamente se puede hacer. Sobre esa ejecución proyectada del 2020 (cierre de año adelantado) entonces sí comparar el proyecto de presupuesto fiscal 2021 en los papeles, por un lado, y con su correspondiente cálculo de posible cumplimiento real aproximado, por el otro lado. Esos dibujos en papeles sirven de nada para saber qué es en realidad lo que cambia y no cambia y hacia dónde vamos y queremos ir para mejorar un instrumento clave para el mejor futuro económico de todos.

2) ¿Con qué déficit fiscal “presupuestado en los papeles” me debo manejar? Tengo en el papel el agujero del -1,5% del PIB (Producto Interno Bruto) o unos -550 millones de dólares, después del estimado -7,2% para este año o unos -2.552 millones de dólares y del -2,8% el año pasado o unos -1.089 millones de dólares, quedando lejos el -1,3% y -1,1% del 2018 y 2017. Recuerden que el déficit fiscal se cubre con deuda o desahorro (no tenemos ahorro). Porque también se menciona que en realidad vamos a un déficit del -4% del PIB en el 2021 o -1.467 millones de dólares, siempre y cuando el Parlamento apruebe el canje de deuda vieja que vence en el 2023 (bonos soberanos por 780 millones de dólares) vía la emisión de nuevos bonos por 500 millones de dólares sumado a los 600 millones de dólares inicialmente presupuestados a emitir el próximo año, de los cuales casi 400 millones de dólares se usarán para pago de deuda vieja (administración de pasivos, canje, repago, que Uruguay lo hace muy bien, y que la muchachada aquí llama bicicletear).

El déficit del -4% significa la continuidad de un gasto “expansivo” del Gobierno en obras públicas y otros programas para una salida económica más rápida. En este escenario el Gobierno (Hacienda) sacrifica disciplina por crecimiento demorando el volver al déficit tope original de -1,5% para el 2023-24. Si esta es la opción ¿dónde están los escenarios a futuro, en especial con cuantificaciones de la recaudación de impuestos esperada, y en particular el proceso de endeudamiento externo al que estamos vinculados con sus niveles, pesos, e implicaciones en cuanto a nuestra capacidad de pago?

Y 3) El tema de la recaudación de impuestos es otro dolor de cabeza: En los papeles se presupuesta una caída del -8,2% para el 2021 versus lo también presupuestado en los papeles para el 2020. Pero en términos reales, si manejamos los montos en dólares, tendríamos un ingreso de 3.339 millones el próximo año versus un estimado real de 3.245 millones de dólares este año, es decir, un aumento de 94 millones de dólares. El Gobierno asume claramente que el próximo año habrá un aumento real de la recaudación de impuestos, al punto que habla que si en setiembre 2021 la recaudación acumulada es superior al 10% con respecto a igual período actual los maestros podrán percibir sus aumentos pendientes. Con una presión tributaria “ridícula” muy cerca del 9% del PIB, una recaudación de impuestos que es muy baja, aun respirando como reviviendo hoy y mañana, siempre que sea así, se abre la canilla para que detrás de los maestros venga todo el ejército de funcionarios públicos, en el principio de años político-electorales. Nos tendremos que endeudar más. Para algunos el pago de salarios el próximo año de 3.553 millones de dólares se come el 84% de los impuestos. No me cierra, si la recaudación presupuestada es de 3.339 millones de dólares. El interrogante: ¿realmente sacrificar la disciplina y la estabilidad con demasiadas “confusiones en la sombra” tendrá un retorno sin dolor? Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo pero hay que decirlo. DDPHQD.

Dejanos tu comentario