“(…) tío, lo que es mío no se toca, aunque se caiga el mundo”, le dice Rodolfo Friedmann en un mensaje de voz vía Whatsapp a su exsocio comercial Hugo Alexander Torales. Ambos, junto con el diputado Éver Noguera (ANR), montaron la empresa Eventos y Servicios Sociedad Anónima (ESSA) para la provisión del almuerzo escolar en el departamento de Guairá, coincidentemente cuando Friedmann era gobernador.

La empresa ESSA tenía dos cuentas en Interfisa, sucursal Villarrica, una en guaraníes, en la que se depositaban los cheques cobrados por la provisión de almuerzo escolar, y otra en dólares, en la que se depositaban las ganancias del gobernador que, por su condición de socio mayoritario, llevaba el 80% de las utilidades, según cuenta Torales, porque fue quien puso G. 1.700 millones para el capital operativo de la firma.

Friedmann se había puesto furioso cuando el gerente del banco, un tal Aranda, quien le reportaba diariamente el movimiento de dinero, le comentó que se hicieron algunos pagos a proveedores desde la cuenta en dólares. En realidad, el único que podía hacer esos movimientos era Torales, por su condición de titular de las cuentas. Friedmann no figuraba, pero en contubernio con el Aranda usaba la cuenta a su antojo.

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Este martes, en el programa “La caja negra”, emitido en Unicanal, Torales nos va mostrar cómo desde la cuenta en dólares de ESSA, que en realidad era de Friedmann, se llegaron a pagar por joyas unos US$ 35 mil, viajes al exterior y las cuotas de los autos del actual ministro de Agricultura, entre otras perlitas más, con lo que quedará más que confirmado que el verdadero dueño de la empresa que provee almuerzos escolares y que sigue teniendo millonarios contratos con Guairá, Caazapá y otros municipios es el hoy ministro de Agricultura.

En su improvisada conferencia de prensa, Friedmann intentó desviar la atención llevando el caso a las cantidades de raciones de almuerzo escolar que se distribuyeron en Guairá, cuando el elemento nuevo de este escándalo es que ESSA es su propia empresa, con lo que se configurarían una serie de hechos punibles que van desde lesión de confianza, asociación criminal, enriquecimiento ilícito, estafa, evasión, producción de documentos públicos no auténticos, etc.

Friedmann intentó desmarcarse de Torales, “el prestanombre arrepentido”, a quien supuestamente conoció de casualidad en algún evento social. Torales fue su testigo de casamiento. Dudo de que el ministro haya invitado a un desconocido a ser testigo de semejante acontecimiento.

Las evidencias que tiene en su poder Torales son contundentes e irrefutables. Las pude ver todas y las mismas estarán en poder del Ministerio Público esta semana.

Friedmann no puede seguir en el cargo de ministro ni un minuto más. Si siendo gobernador armó una empresa para hacer negocios a costa de la comida de los niños de su departamento, no me quiero imaginar qué estará haciendo ahora a costa de los humildes campesinos y productores. El tiempo de pago de facturas políticas ya pasó. Si Abdo sigue aferrado a Friedmann, la ciudadanía terminará por creer eso que lanzó el exdiputado Cándido Aguilera, de que Rodolfo es el “maletinero” y eso le genera protección.

El gobierno de Mario Abdo está débil, desprestigiado y acorralado con denuncias de ineficiencia y corrupción. “La calle está caliente” y “las heladeras están vacías”. Lo que pasó en Ciudad del Este es un ejemplo de lo que pudiera venirse en cualquier momento. Ojalá no suceda, pero el presidente debe dar señales y rectificar rumbos. Todavía hay tiempo, tío. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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