Por Felipe Goroso S.

Columnista

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En las últimas semanas, hemos visto cómo los casos positivos de covid no paran de subir. ¿Nos descuidamos? Seguro que sí. Pero hay un elemento que me gustaría poner sobre la mesa de discusión y que creo que no está siendo visualizado y mucho menos debatido.

El mensaje se agotó. Falto de creatividad, sin la necesaria actualización de manera permanente, acorde a una oportuna medición del clima social se fue diluyendo sin que al parecer ninguno caiga en la cuenta. Y ojo que no estoy mencionando la variable factual de las denuncias y escándalos en los que siempre se optó por minimizar, como si por eso vayan a desaparecer por obra y arte de La Varita de Sauco de Harry Potter.

El abuso del recurso de las conferencias de prensa (válidas, por cierto) pero como todo de lo que se abusa, termina siendo predecible en extremo. En el mismo sentido, el eje y líneas discursivas bien podrían ser actualizadas y abordadas desde una mayor amplitud de enfoques y plataformas, cada una acorde a su propio ecosistema. Tal vez el sistema de vocería utilizado podría ser marcado como punto positivo, la mayoría de los voceros lo hacen desde el conocimiento de su área; eso sí, algunos lo hacen con recursos excesivamente técnicos generando tanto ruido en el mensaje que termina por no llegar a sus destinatarios. Sobre todo, si se lo hace desde el relato del modelo exitoso, que a estas alturas ya ha perdido consistencia y relevancia.

Necesariamente debe buscarse una fórmula donde la empatía con la población sea lo prioritario y transversal. Diferenciar bien la diferencia entre comunicación de crisis y comunicación de riesgo. Asumir que el ánimo social no es el mismo de aquel que predominaba al inicio de la cuarentena, donde el consenso alcanzado en los diferentes segmentos fue pocas veces en la historia de nuestro país. Hoy, y luego de tantos vaivenes con la confianza y desgaste puestos en duda, la humanidad y solidaridad bien podrían ser puentes para generar cercanía. Una mano amable y a la vez firme que muestre un camino posible y certero que ayude a pasar la tormenta y lleve a mejores días.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, precisa de una construcción del mensaje que se renueve permanentemente, con creatividad y con variedad de miradas y enfoques. Esto se profundiza en tiempos de pandemia y espero de verdad que tomen nota de esto. Nos jugamos la vida en esto, literalmente.

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