“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

POR PABLO ALFREDO HERKEN KRAUER

ANALISTA DE LA ECONOMÍA

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En el 2019, las exporta­ciones totales de mer­caderías del Paraguay sumaron US$ 12.696 millo­nes. En ese total las reex­portaciones sumaron US$ 3.586 millones, represen­tando el 28% (participa­ción del 28%!!!). Por el lado de las importaciones totales de mercaderías, lo comprado del exterior sumó US$ 12.251 millones. Dentro de dicho total, las importaciones bajo “el régimen de turismo” –que es lo que posteriormente se reexporta– sumaron US$ 2.778 millones, equivalente al 23% del total (participa­ción del 23%!!!).

En conclusión: el “nego­cio comercial fronterizo” tiene un peso del 28% en las exportaciones y del 23% de las importaciones. ¿Qué sector económico en el país va a reemplazar o sustituir dichos aportes en ingreso de divisas (moneda extran­jera) y en recaudación de impuestos en las aduanas por compras de mercaderías del exterior? Se podría decir en términos globales que: Casi un tercio del comercio exterior de mercaderías de Paraguay se basa (depende) en el “negocio comercial fronterizo” (reexporta­ción o triangulación), que se desarrolla en un escena­rio amplio de diversas acti­vidades económicas, directa o indirectamente vincula­das. Se estima que en Ciu­dad del Este se concentra 85% del total del “negocio comercial fronterizo”. El impacto directo e indirecto del “negocio comercial fron­terizo” en la economía para­guaya como conjunto estaba rondando el 20%.

¿Cuánto de impuestos de importación se paga en las aduanas por mercaderías ingresadas para su posterior reexportación? No hay un dato global, pero realizando cálculos sobre las importa­ciones totales registradas por aduanas para el 2019 se puede estimar un “piso” de US$ 210 millones de dóla­res, equivalente al 12% del total recaudado. La impor­tación de combustibles y derivados se ubica en pri­mer lugar como fuente de recaudación en las aduanas (participación del 21%), ubi­cándose en segundo lugar la importación de vehícu­los (participación del 12%). Segundo lugar compartido con el aporte de impuestos en las aduanas, por lo que se importa para reexpor­tar. Algo muy importante que destacar:

La actividad global de Ciu­dad del Este no se limita única y exclusivamente al “negocio comercial fronte­rizo” (con Brasil y Argen­tina). Es más abarcante. Un ejemplo: la venta de vehí­culos, con varias casas de representación de las mar­cas más famosas. Lo mismo en la compra de maquinarias y equipos, y en el consumo de combustible, el boom en hotelería y locales de gas­tronomía sofisticados. Hay mucho en la economía de Ciudad del Este (y sus alre­dedores) que gira más allá del propio “negocio comer­cial fronterizo”, que siendo lo más importante sin duda alguna tiene el comple­mento de otros negocios. Por ello, el piso de US$ 210 millones que calculamos en impuestos de importación en las aduanas directamente vinculados a la reexporta­ción posterior. Piso que podría estar subvaluado.

Las reexportaciones caye­ron 31% o menos US$ 347 millones en los prime­ros cuatro meses del 2020. En abril del 2020 con res­pecto a marzo del 2020, la caída fue del 97% o menos US$ 194 millones. En abril pasado solo se reexportó por US$ 7 millones contra unos US$ 200 millones y más en marzo anterior. De abril del 2020 a abril del 2019, la caída fue del 98% o menos US$ 308 millones. Las reexpor­taciones solo aumentaron en enero del 2020, seguido con tres meses consecutivos de caída. También, las impor­taciones bajo “el régimen de turismo” bajaron en el pri­mer cuatrimestre del 2020 en 24% o menos US$ 207 millones. En abril del 2020, con respecto a marzo del 2020, la caída fue del 55% o menos US$ 84 millones. De abril del 2020 a abril del 2019, la caída fue del 71% o menos US$ 175 millones.

La caída de dichas importa­ciones fue una de la causas del derrumbe en la recau­dación en las aduanas de US$ 146 millones en enero del 2020 a US$ 65 millo­nes en abril pasado. Como señala el propio informe de la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) con res­pecto al derrumbe de las recaudaciones en abril del 2020. Sin olvidar por ningún instante que muchísimo del negocio del comercio fron­terizo depende extraor­dinariamente de lo bien, regular o mal que le vaya al Brasil –que está en uno de sus peores momentos eco­nómicos con maxi devalua­ción y pérdida del poder de compra de los compristas– causado en gran parte por la pandemia, pero también por la locomotora ausente que muchos años atrás fue reemplazada por la tortuga brasileña, agregado al cie­rre de las fronteras por lógi­cas razones de protección de nuestra salud, es un absurdo abandonarlo a su “propia suerte” del sálvese quien pueda con el repetitivo dis­curso facilista y mágico de “tienen que reconvertirse”. Sobre la destrucción de un negocio es imposible cam­biar. El costo social, eco­nómico y político es y será tremendo. Y la propia recon­versión, sin matar un pilar fundamental de nuestra eco­nomía, debe ser una política de Estado, no con solo par­ches. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD

Etiquetas: #Este#total

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