- Por Gustavo Leite
- Ex ministro de Industria y Comercio.
En el capítulo anterior proponíamos un proyecto piloto que ponga en acción algunas estrategias para una nueva educación. Similares a las que son implementadas en los países de mejor resultados en las pruebas PISA.
I) la Primera Infancia de calidad, en Taiwán los niños comienzan la escolaridad temprana a los 2 años. (Durante el gobierno de Cartes se inició el K4 y K3 en por lo menos 600 centros educativos).
II) Política integral para la formación docente que garantice profesionales de alta calidad para la enseñanza, mejores salarios vs resultados. Los maestros ganan poco, para lo que se espera de ellos. Pero los diagnósticos nos dicen que no han sido capacitados para las técnicas y herramientas tecnológicas disponibles hoy. Improvisar maestros es suicida. Proponemos una capacitación intensa para los que vayan a ser parte de la experiencia piloto, y una capacitación en todo el país para el gran cambio que debe acontecer. Un maestro capacitado y entrenado para las nuevas tecnologías debería percibir casi el doble del salario de 2 turnos de hoy.
III) Ampliar el tiempo medio de permanencia en aulas o clases de 560 horas a 800 horas promedio por año. Guarda estricta relación con plataformas que se diseñen para 4,5 o 5 horas por día, con evaluaciones diarias o semanales.
IV) Incorporación de tecnología: un alumno, una tablet, una plataforma probada, internet a full para estudiar en la casa y en la escuela. Solamente los contenidos relacionados con historia, geografía y cultura paraguaya, además del programa Guaraní, deben desarrollarse en Paraguay. Los de matemáticas, ciencias, y lenguaje ya están desarrollados y probados y pueden ser insertos en cada tablet. Conectividad es posible con inversión que ya hoy está al alcance del Estado.
V) Programa de becas a estudiantes como estrategias que contribuyan a que la mayor parte de la población en edad escolar termine la escolaridad obligatoria. Deberíamos considerar adicionar al Tekoporã un monto para que el joven en edad escolar no deserte. La pobreza familiar no debe ser un obstáculo para que los jóvenes terminen su educación.
VI) Diseño o adaptación de plataforma tecnológica para implementar el currículo a distancia (trabajar y estudiar debe ser posible para los que lo necesitan). Existen jóvenes que necesitan trabajar, pero podrían encontrar momentos para estudiar a distancia algún diploma técnico.
VII) Educación trilingüe (español, inglés, guaraní). El mundo laboral va a seguir exigiendo inglés como el vehículo para la inserción mundial. Existen sobradas plataformas para aprender inglés en el tiempo mínimo de 2 años, hasta 12 años. El guaraní nos hace únicos. Media hora por día podría ser el mayor esfuerzo de cohesión social y cultural que deberíamos emprender.
VIII) Menos centros, más calidad, transporte escolar y alimentación escolar. Taiwán, un referente, tiene 6.500 centros para más de 4 millones de estudiantes desde el preescolar a la media. En Paraguay tenemos más de 8.000. Sugerimos que adecuemos 6.000 y que parte del servicio educativo sea el transporte escolar en las zonas rurales. De esta manera se maximiza la eficiencia en maestros disponibles, horas de clase, alimentación y máxima calidad de infraestructura.
IX) Evaluación vs estándares internacionales exigentes. Debemos asumir nuestra condición de país que arranca bien atrás, pero con una meta de estar entre los mejores. Las evaluaciones nacionales son importantes, pero más importante es que las plataformas utilizadas nos entrenen para sortear con éxitos los exámenes internacionales, entre ellos el PISA.
X) Involucrar activamente a padres o familiares en el proceso educativo. En la década del 70, la Universidad Hebrea de Jerusalén inició un programa de estudio conjunto entre niños y padres, especialmente para los inmigrantes provenientes de Etiopía. Se comprobó que dicho programa (llamado Hippy) unía a la familia y permitía reafirmar valores familiares y cívicos. Dicho programa digitalizado estará listo para el mundo el año próximo. Paraguay puede postular para ser uno de los recipientes. Debería ser tan fácil como bajarlo a la tablet de cualquiera de los alumnos, y pasar 20 minutos al día juntos, papá, mamá e hijos. Volver a lo esencial nunca estuvo tan fácil gracias a la tecnología.
Con los resultados de los programas piloto podremos conocer los resultados, los costos por alumno para extrapolar a todo el país, las necesidades de mayor capacitación docente y la estructura burocrática mínima para sostener alta calidad. Así podremos diseñar el presupuesto para todo el país. En un capítulo anterior proponíamos volcar US$ 400 millones adicionales al presupuesto de educación pública y escalarlos en 7% anual hasta llegar a niveles internacionales. Agradecimientos especiales al Dr. Raúl Aguilera, ex ministro del MEC, y al Dr. Moshé Tatar, por sus aportes para esta columna.