• Por Eduardo Pipo Dios
  • Analista

Arrancó la fase 2 de la llamada cuarentena inteligente…

Pese a mi desconfianza pareciera que fuimos más inteligentes de lo que esperaba este descreído servidor, o al menos así parece por los números del Ministerio de Salud.

Lo que no sabemos es si es porque fuimos responsables, al menos una mayoría, o porque tenemos nomás suerte y no se dio un contagio masivo como pasa en Brasil y otros países. Somos los menos complicados de la región y entre los menos del mundo. Algo es algo.

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Debería confiar más en nuestra educación, pero ver día a día la cantidad de pelotudas y pelotudos haciendo lo que se les canta, sumado a los negacionistas fanáticos de las conspiraciones con sus medicamentos milagrosos que solo un médico austriaco en Youtube o vía video viral de Whatsapp nos puede contar, ya que las grandes corporaciones incluidos Bill Gates, Soros, Google, Huawei, autoservicio Ña Chela y chipería María Ana, no quieren que veamos, pero que no se dieron cuenta que usan sus empresas y sus aplicaciones para difundir los apasionantes videos, porque están ocupados recargando de coronavirus las antenas de 5G en Yby Yaú; hace que crea más que la contención de los casos del exterior por medio de las cuarentenas obligadas nos salvaron, al menos por ahora, del quilombo.

Bolsonaro se hunde en su propia ignorancia y la de su gabinete cada vez más lleno de militares ignorantes y fanáticos que se meten pastillas de hidroxicloroquina en la feijoada, y creen que los muertos son invento de la Rede Globo. Los audios de sus reuniones de gabinete parecen más una parranda de amigotes borrachos y enojados con el mundo que el gabinete del presidente de la República Federativa del Brasil y su famosa diplomacia de Itamaraty, que hoy la maneja tal y cual la manejaría un capitán semi ignorante del ejército de cualquier país del tercer mundo.

Ese gobierno de ignorantes fanáticos es una amenaza para la región, irresponsables absolutos y con cero autocrítica están haciendo crecer la pandemia y sus respectivos muertos de manera exponencial en un vecino que tiene bastantes kilómetros de frontera seca para jodernos la vida. Sumado a eso, tenemos una crisis económica con su mayor foco en una de nuestras mayores fuentes de ingreso y generadora de cientos de miles de puestos de trabajo, que es el comercio fronterizo, legal, semilegal e ilegal, no importa.

Esto nos deja en una situación más complicada aún, ya que no podemos cerrar nomás todo y olvidarnos todo el tiempo que haga falta del Brasil, como para que la cosa mejore por allá, sino que tenemos que buscar soluciones que no pongan en riesgo la vida de la población, pero que permitan que toda esa gente que vive y come de esa “industria” sobreviva.

Otro factor que preocupa es el masivo ingreso de compatriotas que huyeron de la crisis sanitaria y económica de los países donde habían ido en busca de trabajo y oportunidades mejores que la que les ofreció nuestro país o que directamente les negó. No porque estén contagiados de covid-19, lo que se está manejando bastante bien con las cuarentenas como decíamos mas arriba, sino por que gran parte de esa gente está desempleada, con lo que a los 14 días de cuarentena se quedan nuevamente en la calle, en su país sí, pero en la calle, en la búsqueda de una oportunidad laboral que hoy en día está cada vez más difícil de obtener, inclusive para los que ya estaban acá.

Está en manos del Equipo Económico de este Gobierno ponerse ya mismo, si es que ya no lo está haciendo, a pensar en qué vamos a hacer después del covid. Planes concretos, medidas realistas, ajustes serios y drásticos en el despilfarro público. Si no, es mejor que abramos bien la frontera y nos suicidemos bien nomás ya, porque lo que se viene será peor. Duro pero real señor, les guste o no.

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