DUELE DECIRLO PERO HAY QUE DECIRLO

Nuestra mejor carta de presentación internacional ha sido desde el 2003 “la estabilidad global de la economía paraguaya”, con reconocimiento y envidia. “La economía paraguaya ha logrado mantener un manejo prudente de la política fiscal, destacándose a nivel regional, manteniendo un déficit fiscal bajo y sostenible. En el 2018, Paraguay registró un déficit fiscal de -1,3% en términos del PIB, en Brasil fue -6,2%, en Argentina -5,0% y en Uruguay -2,9%”, señalaba un informe. Nuestro agujero fiscal (más gastos que ingresos) fue de -531 millones de dólares en el 2018, monto finalmente ajustado a -572 millones por un déficit finalmente precisado en -1,4% del producto interno bruto (PIB). Tuvimos superávit fiscal hasta el 2011, cuando los parlamentarios casi nos asesinaron con un gigantesco aumento salarial que se comió el 86% de la recaudación de impuestos, cerrando dos años juntos con un déficit de -902 millones de dólares (2012-2013). A partir de entonces, de la mano de la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF) recuperamos la prudencia en el manejo de las cuentas del gobierno. El año pasado, como consecuencia del muy mal año económico, con una desaceleración que comenzó a partir de mayo del 2018, se tomó la decisión de elevar el tope del déficit fiscal del -1,5% al -3% del PIB, por la necesidad de dar un fuerte impulso a las inversiones públicas, en su gran parte con endeudamiento externo. En consecuencia, pasamos de -572 a -1.123 millones de dólares nuestro déficit fiscal correspondiente al 2019: -2,9% del PIB. Con el compromiso de ir bajándolo, lo antes posible volver a la normalidad. Pero nos agarró el coronavirus y la situación de emergencia global nos obligó a no establecer un tope o máximo de agujero fiscal. ¿Cuál será nuestro déficit fiscal al finalizar el 2020? Hay como una suerte de piso en las estimaciones locales y externas, del -4%/PIB: -1.454 millones de dólares. El Fondo Monetario Internacional (FMI) maneja preliminarmente un déficit fiscal estimado del -4,5%/PIB: -1.636 millones de dólares. Va mucho más lejos la calificadora de riesgo-país Standard & Poor’s con un déficit fiscal proyectado del -6%/PIB: -2.183 millones de dólares. Podríamos tomarlo como techo.

Para darnos una idea del difícil escenario en el que nos manejamos hoy para contener el déficit fiscal, vamos a los resultados fiscales del Gobierno correspondiente al primer cuatrimestre, con hincapié en abril pasado, y en los números finales de recaudación de impuestos y pago de sueldos en abril del 2020 versus igual mes del 2019. Con datos oficiales depurados finales. En abril solo se recaudaron 168 millones de dólares con una caída del -53,3% o -192 millones de dólares menos (360 millones de dólares en abril del 2019). En marzo pasado, la recaudación de impuestos bajó -33 millones de dólares. En 2 meses la caída suma -225 millones. Y en 4 meses la disminución es de -218 millones de dólares. Hacienda informa que en sueldos a empleados se pagó 206,4 millones de dólares. Por arriba de la recaudación de impuestos por 168 millones de dólares. Diferencia negativa de -38 millones de dólares. Pero informa también que con impuestos solo se pagó 100 millones de dólares en sueldos (Se usó el 59% de los impuestos para cubrir el 48% de los sueldos). Usando los impuestos para otras necesidades. Lo que implicó un endeudamiento de unos 107 millones de dólares para pagar sueldos en abril. Se habrían usado parte de los adelantos del Banco Central, que sumaron unos 800 millones de dólares en lo que va del año, en dos desembolsos 500 y 300 millones de dólares (se entregan guaraníes). El viernes 8 pasado, Hacienda devolvió al BCP 230 millones de dólares, usando ya el dinero de la emisión de bonos soberanos en 1.000 millones de dólares el jueves 23 de abril. Tiene tiempo de devolver el total del adelanto al BCP hasta finales de año, aunque la Ley de Emergencia le concede flexibilidad.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Pero no es conveniente en términos de disciplina fiscal, monetaria y económica, que es nuestra carta de presentación a nivel mundial como “país serio”. Cálculos propios ajustados indican que el total pagado en sueldos habría sumado en abril 240 millones de dólares frente a 168 millones de dólares en recaudación de impuestos, siendo la diferencia negativa mayor -72 millones de dólares. El endeudamiento habría sido así de 140 millones de dólares en abril. De los 1.600 millones de dólares de endeudamiento máximo estimado en la Ley de Emergencia, unos 316 millones de dólares se usarían para el pago de sueldos públicos o el 20%. El déficit fiscal fue del -1,8% en el primer cuatrimestre del 2020 o -682 millones de dólares, pero anualizadamente (acumulado de 12 meses) se ubicó en -4,4% en abril o -1.599 millones. El objetivo y el compromiso de Hacienda es volver gradualmente a nuestro anterior nivel “normal” de déficit fiscal, sacando el pie del acelerador. En la misma dirección y con el mismo cuidado van las recomendaciones del FMI y las sugerencias de las calificadoras. En este último caso ya para el 2023 tendríamos que volver a un déficit fiscal del -1,5%/PIB o -637 millones de dólares. No imposible, pero nada fácil. La tan hablada “reforma del Estado” puede ayudar, pero el comportamiento político de “nuestra” dirigencia será fundamental, de cara a los tiempos políticos electorales. Y aquí tengo mis grandes dudas. No hay ajuste sin disciplina, Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo pero hay que decirlo. DDPHQD.

Dejanos tu comentario