“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

“¿Por qué la economía paraguaya es la que menos cae o caería en el actual escenario terrible de crisis económica mercosuriana, sudamericana y latinoamericana y caribeña? ¿Por qué los pronósticos o las estimaciones de la marcha de la economía paraguaya 2020 no son dramáticamente negativos como en el caso de otros países?¿Cómo lo explican?¿Qué ven que nosotros no vemos?”, pregunté a las distintas fuentes internacionales que dibujaron nuestra economía del 2020, la econovirus.

Respuesta directa, sencilla y clarísima: “Ustedes en el Paraguay tienen un campo muy productivo, con ya una bien favorable cosecha de soja que mejoraría entre el 23% y el 29%, con respecto a la anterior que había caída 17% en el 2019, demostrando una capacidad de recuperación y resistencia que otros sectores no la tienen. El campo es vuestro pilar –para nosotros también– y en cierta forma hoy, en este mar de turbulencias mundiales jamás vistas anteriormente, es vuestra tabla de salvación. No perfecta, pero sin duda alguna el campo es un formidable amortiguador, como una red de salvamento de los bomberos, aunque con el desafortunado castigo de la marcada caída en los precios internacionales de la soja (-12%) y otros productos agropecuarios, con respecto a inicio de año, y hay pérdidas que considerar. Por menor precio mundial dejan de entrar en la economía paraguaya, aun con el aumento de la producción en volúmenes, en el bolsillo de los productores, unos 500 millones de dólares que podrían haber ayudado aún más a todos desde el campo. En pocas palabras, mi querido Pablo, vos que siempre nadás contra la corriente, y ya lo habías dicho en reiteradas oportunidades frente a la opinión contraria y negativa de gran parte de tus compatriotas: ¡El campo los vuelve a salvar!”.

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¿Cae menos la economía paraguaya este año versus las otras? Veamos. América Latina y el Caribe (ALC) cae -5,2%, América del Sur -5%, Mercosur -5,3%, Venezuela -15%, Argentina -5,7%, Brasil -5,3%, México -6,6%, Ecuador -6,3%, Chile -4,5%, Perú -4,5%, Uruguay -3%, Bolivia -2,9% y Colombia -2,4%. Son datos del último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Y en el caso de nuestro país, con su economía, qué datos y cálculos se manejan? Varios, por cierto. La calificadora de riesgo FITCH estima no una caída en el caso de la economía paraguaya sino “un modesto crecimiento del 1%, y con Guatemala (0%) son la excepción, todo el resto cae”. Otra calificadora mundial la Moody’s pronostica un avance del 0,7%. El FMI nos indica una caída del -1%, mientras el Banco Mundial (BM) no se aleja mucho con un retroceso del -1,2%. Varias consultoras locales presentan un escenario 2020 con una caída económica que va del -1,5% al -3% (con un máximo del -3,5%). Ojo, y mucho cuidado, todos los escenarios son desfavorables y tienen costos económicos y sociales muy fuertes. Aun subiendo un poco, aun bajando un poco. Ya no están los porcentajes de crecimiento anteriormente manejados del 3,4%/3,5%/4,1%/4,5% para un 2020, que al cierre del año pasado lucía prometedor. Eso ya es historia. Sin olvidar que el año pasado el crecimiento fue 0%/0,2%. Y que desde finales de mayo del 2018 comenzó nuestro vía crucis. Demasiado tiempo de hendy la calle.

¡El campo nos vuelve a salvar! Mis fuentes consultadas también mencionan otros factores que colaboran para que lo malo nuestro no sea lo peor. “Ustedes han conquistado y mantenido una notable estabilidad monetaria (baja inflación) y cambiaria (suba civilizada en el precio del dólar), con prudente disciplina fiscal en las finanzas públicas (que pueden aflojar, pero con cuidado y responsabilidad, sin populismos), Paraguay es el menos endeudado en toda la “Patria Grande”, y tienen asegurado un ingreso que no pierde valor: el dinero de las binacionales”, me agregan en un esfuerzo de síntesis. Si cuidan la gran pata del campo, no rompen su tradicional disciplina (tocar las reservas internacionales del BCP la perjudicaría notablemente) y administran mejor el dinero de las binacionales (unos 670 millones de dólares), estarán en mejor situación que otros países, para enfrentar la crisis global. Me sentí, por minutos, satisfecho. Pero, me vino a la mente la imagen de Efraín Alegre y compañía, y el miedo me paralizó. ¿Perder lo bueno, porque nuestros “líderes” no saben sumar y restar y viven totalmente fuera de la realidad? Pensé desearles lo peor. No pude. Soy cristiano. Duele decirlo pero hay que decirlo. DDPHQD

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