- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
Conforme transcurren los años en nuestras vidas, todo se vuelve más dinámico, cambiante y vertiginoso en los diferentes ámbitos.
Forma parte del ritmo de vida actual en todo el planeta. Los usos y costumbres de 30 años atrás hoy día ya han quedado para el olvido y sólo sirven para el recuerdo.
El manejo de nuestras finanzas personales, también han evolucionado haciéndose incluso mucho más complicado que antes, pues las exigencias de la vida moderna hacen que tengamos que disponer de mayores niveles de ingresos si es que pretendemos para nuestros hijos un nivel de calidad educativa, que les puedan servir para enfrentar el día a día que se torna cada vez más competitivo y complejo.
No caben dudas que uno de los mayores anhelos como padres es que nuestros hijos puedan recibir una formación académica de calidad mucho más integral que las que nosotros los hemos tenido en época de colegio y de universidad.
Sabemos que una de las principales herramientas con que contamos para tener chances de poder acceder a una buena posición laboral, es contar dentro de nuestra foja de historia de vida un nivel educativo sólido que pueda tener “su peso” cuali/cuantitativo al momento de una entrevista de trabajo.
Si bien es cierto la formación académica, las buenas notas que pudimos haber obtenido dentro del ciclo medio y superior tienen su cuota de incidencia, hoy día dentro de este mundo moderno, se dan también otros factores intrínsecos y extrínsecos que en “el momento de la verdad” tienen una incidencia superior y que las empresas especializadas en selección de RR.HH. los tienen en cuenta.
Nos referimos a las virtudes de que un ser humano que tenga un buen manejo de su inteligencia asertiva y emocional, suficiente empatía, que muestre actitud y aptitud, y capacidad para trabajar en equipo se constituyen en factores de mayor “peso” dentro de las empresas, pues pudimos haber sido un alumno brillante con excelentes calificaciones y mención de honor, pero en el terreno práctico demostramos que los conocimientos y aptitudes tenían mucho contenido teórico y otras personas que eran poseedoras de las virtudes enunciadas más arriba muestran una mayor ductilidad a la hora en que hay que poner en practica la capacidad creativa e innovativa e incluso “la pasta” de liderazgo que son aspectos apreciados en las organizaciones modernas.
Antes era común encontrar matrimonios con 3,4 o más hijos. Quizás todo era más fácil o accesible, pero lo concreto es que los tiempos han cambiado y no solo tener varios hijos resulta oneroso, sino el poder darle una educación de calidad.
De allí que hoy día uno se encuentra con matrimonios de sólo 1 hijo. Y ante la pregunta de porque dicha limitación, la respuesta es porque solo así en función a su capacidad adquisitiva le podría dar la educación que se merece que le pueda servir para manejarse dentro de este mundo globalizado y cada vez más competitivo dentro de los diversos ámbitos.
Como padres tenemos que preocuparnos y ocuparnos no solamente en tratar de darle una formación académica cualificada, sino también hacer lo imposible porque paralelamente vayan desarrollando las demás virtudes que llegado el momento les puedan ser de utilidad y proyección en sus vidas profesionales y de paso ir “empapándoles” con los principios básicos que rigen a una buena Educación Financiera, que constituye una de las herramientas principales que en su momento serán uno de sus mejores compañeros para poder ir forjando un presente y futuro que les puedan garantizar razonablemente un buen pasar y estabilidad en lo económico, financiero y patrimonial.