“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- POR PABLO ALFREDO HERKEN KRAUER
- ANALISTA DE LA ECONOMÍA
- EMAIL: PHERKEN@GMAIL.COM
El Gobierno (Poder Ejecutivo) presentó el lunes pasado al Parlamento “su” Proyecto de Ley de Emergencia “en todo el país por el presente ejercicio fiscal” (hasta finalizar el año 2020) para enfrentar la pandemia del coronavirus –y ganar la guerra– y amortiguar hasta donde es posible los golpes económicos locales y mundiales sobre el empleo (ingreso realmente) de la gente (calmar en algo el dolor del estómago), en especial para aquella que es “más vulnerable”, más débil, con menos capacidad de protegerse ante la tormenta. Que nadie sabe cuándo pasará. El Proyecto de Ley no es perfecto –quizás bueno– ni completo, hay cosas que agregar, clarificar, corregir, cambiar, pero patea en la dirección correcta, que al final es lo importante. En muy pocos días hay que sumar por un mejor Proyecto, con espíritu constructivo –destructivos, populistas y parásitos dar un paso al costado por favor– y teniendo en cuenta con seriedad y responsabilidad la “urgencia” de la situación de emergencia en la salud y en la economía. A más tardar para el jueves debe estar aprobaba la Ley, trabajando a full sin enfrentamientos ni divisiones, lo cual no implica no tener visiones diferentes a temas claves, pero con la presentación de alternativas realistas y propuestas concretas. Varios países de la región ya se adelantaron a nosotros en la toma de medidas ante la extraordinariamente delicada situación con sus perspectivas desfavorables.
El Proyecto de Ley en más de un 95% tiene que ver única y exclusivamente con la autorización especial que se le brinda al Poder Ejecutivo – en general– y el Ministerio de Hacienda (MH) – en particular – para con un “poder” casi absoluto manejar los recursos del Estado (existentes y a conseguir), dirigirlos (re), canalizarlos, focalizarlos en aquellos programas de salud, sociales y económicos que son necesarios financiar para salvar vidas (atender la salud) y cuidar la economía de la gente (que el dolor no sea tan fuerte). Hablando de manea clara, directa y sencilla, Hacienda puede hacer “lo que quiera” –responsablemente se asume– a la hora y a partir de ahora de cocinar el “nuevo” Presupuesto Fiscal 2020 en función a la “nueva” realidad. Puede endeudarse (un estimado de US$ 1.600 millones, como referencia, que puede ser menos), puede pedir créditos al Banco Central del Paraguay (BCP) –no solamente los clásicos adelantos que se devuelven en el mismo ejercicio fiscal– , puede postergar aumentos de sueldos (maestros en julio), puede usar recursos de empresas del Estado (y destinarlos), puede suspender los beneficios extraordinarios que tienen los funcionarios públicos, puede conceder una gratificación especial a “los de blancos” (médicos y enfermeras), puede aplicar medidas extremas de austeridad, puede decidir qué programas estatales se refuerzan y cuáles otros se debilitan en función a los dos objetivos mencionados. Para actuar de manera rápida y contundente el Parlamento le debe dar dicha autorización especial a Hacienda de ser el comandante en jefe en el manejo y en la administración de prácticamente todos que recursos que tiene el Estado paraguayo sumado a los que pudiera conseguir.
Se crean dos fondos: 1) El Fondo de Emergencia Sanitaria; y 2) El Fondo Social. Sabemos para qué es el primer Fondo. El segundo tiene que ver con el otorgamiento de subsidios (ayuda) a los trabajadores informales y pertenecientes a las mipymes: 25% del Salario Mínimo, dos pagos, por un monto global estimado de US$ 300 millones de dólares. Para el trabajador formal Hacienda podrá hacer un aporte de US$ 100 millones al IPS para gastos vinculados al subsidio de reposo por enfermedad y para otorgar una compensación económica a los trabajadores “cotizantes activos” cuando se establezca el cese total de las actividades de los sectores económicos afectados a causa de la emergencia sanitaria o la suspensión temporal de los contratos de los trabajadores. Se contempla también que “podrá ser diferido temporalmente” el pago de las facturas de agua, luz y teléfono correspondientes a marzo, abril y mayo, plazo que podrá extenderse o ser prorrogado. Lo no pagado será financiado hasta en 18 cuotas sin recargos ni intereses. Queda por establecer la categoría de usuarios y las fajas de consumo. Para las Mipymes el apoyo dependerá en mucho de lo que haga la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) que recibirá recursos especiales. Y se prorroga el pago de los impuestos, aunque al respecto falta una explicación detallada.
Hay más, pero estos son los ejes fundamentales del Proyecto de Ley de Emergencia. Quiero más recursos a programas sociales claves como Tekoporá (160.000 familias) y una protección muy especial en dinero para los abuelitos y abuelitas. No me queda en claro como el subsidio en dinero se complementa con los kits alimenticios. Me parece relativamente escaso el mondo global estimado para el subsidio. Daría un programa muy especial de apoyo y cuidado a las MIPYMES, más directo. Me preocupa que no se considere el caso especial de los que viven del comercio fronterizo (CDE y otras ciudades). Y lamento muchísimo no poder disponer de los recursos extraordinarios del fondo de jubilación del IPS, incluso con garantía del Estado, y estamos hablando de alrededor de US$ 2.500 millones. De esto, o salimos juntos o no salimos. Duele decirlo pero hay que decirlo. DDPHQD
El Proyecto de Ley no es perfecto –quizás bueno– ni completo, hay cosas que agregar, clarificar, corregir, cambiar, pero patea en la dirección correcta, que al final es lo importante.
Quiero más recursos a programas sociales claves como Tekoporá (160.000 familias) y una protección muy especial en dinero para los abuelitos y abuelitas.