• Por Dany Fleitas
  • Editor de Política

A la fecha, con los subregistros, se especula que existen unas 400 personas con el coronavirus en diferentes lugares del país, siendo el departamento Central la zona de mayor concentración de afectados. Esta porción de la población contagiada está lidiando con la enfermedad, aunque muchos podrían ser también asintomáticos (principalmente niños), que los hace más peligrosos porque están esparciendo el “bicho” sin siquiera saberlo, exponiendo a otra porción cuyo rango de edad es más susceptible a complicaciones.

Sin ser alarmistas, hay que ser realistas. Muchos médicos e inclusive autoridades del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS) están siendo sinceros. Quienes antes creíamos que el COVID-19 iba a afectar solamente a unos cuantos o a una pequeña porción de la población, al ver lo que ocurría en Asia y Europa, ya con base en experiencias de otros países mucho más desarrollados, hoy tenemos casi la certeza de que al menos un 60% de la población va a desarrollar de manera leve o grave el coronavirus.

En países como Italia o España, la pandemia está alcanzando posiblemente su pico máximo de afectados, aunque aquí en Paraguay todavía se vendría lo peor, lamentablemente. Estamos por entrar al ojo de la tormenta. Esto no lo digo yo, lo dicen los profesionales de la salud, ya que tiene que ver con una cuestión comprobada científicamente que los expertos le llaman “inmunidad del rebaño”. De acuerdo con definiciones que abundan en internet, la “inmunidad colectiva” o de grupo se produce cuando un número suficiente de personas está protegido frente a infecciones y actúa como barrera para evitar que el virus llegue a los que no están protegidos. Lo ideal es la vacunación, pero como todavía no existe, la esperanza es que miles y miles generen anticuerpos y la infección (que están mezclados con los infectados) para que el coronavirus no encuentre personas a contagiar, con lo que se frenaría su circulación. Se cree que esto es lo que ya está pasando en China.

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A diferencia de Europa, Paraguay está optando muy probablemente –no lo dicen de manera oficial– por lograr que la menor cantidad posible de ciudadanos se vea afectada por el coronavirus, al mismo tiempo para evitar que los sistemas de salud colapsen. Es decir, esta estrategia hará que nos lleve más tiempo salir de esta crisis, con las consecuencias económicas de por medio.

En medio de tanta incertidumbre, de aprobarlo el Congreso Nacional, el Poder Ejecutivo estaría disponiendo desde la semana próxima de un fondo de hasta US$ 1.600 millones para la adopción de medidas sanitarias y económicas para mitigar el impacto de esta pandemia. Todos los países de la región están adoptando medidas similares, aunque los porcentajes de recursos destinados a los gobiernos centrales se diferencian uno de otro dependiendo de sus necesidades. Es de esperar que el presidente Mario Abdo Benítez y su equipo sean prudentes, honestos, eficientes y, sobre todo, transparentes a la hora del gasto. El pueblo está shockeado, pero siempre alerta para ejercer un estricto control de lo que se pueda llegar a hacer con tanto dinero. De momento, la gente confía en sus autoridades y espera que las medidas den sus frutos.

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