- Por Dany Fleitas
- Editor de Política
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Las hasta ahora acertadas medidas del Gobierno para enfrentar la pandemia del Covid-19 deben ser acompañadas por todos los ciudadanos. Existe todavía demasiada gente irresponsable que no toma las precauciones de rigor para evitar su propagación. Estamos en una fase delicada en que si no hacemos los deberes como recomiendan las autoridades sanitarias podemos caer en el error de Italia o España, cuyas autoridades subestimaron inicialmente el impacto del virus originado en China.
Las consecuencias están a la vista. Existen 219.000 casos de contagio en 168 países del mundo (81.100 en China y 3.241 muertes). En total hay existen 8.200 decesos y recuperados son 84.000. Solo en Italia hay 35.700 contagios y 3.000 muertes. Le sigue Irán con más de 18.400 infectados y 1.284 muertes. Viendo estas cifras a nivel mundial, nuestros vecinos Brasil y Argentina “despertaron” tarde. Todavía “anestesiados”, recién ahora están tomando tímidas medidas. Paraguay, en el medio, fue drástico a tiempo, pero su efectividad podría no ser suficiente si nuestros dos grandes socios del Mercosur no hacen lo mismo.
Ya por algo el gobierno de Donald Trump anunció el jueves 19 que se preparan para una crisis sanitaria que podría durar 18 meses con pérdidas multimillonarias en dólares. El presidente francés Emmanuel Macrón fue claro: “Estamos en guerra, en una guerra de salud, (…) el enemigo está aquí, invisible, esquivo”.
Los sectores público y privado deberán aliarse para reprogramar desde cero fórmulas económico-financieras para afrontar el presente y ni qué decir el pos-Covid-19. Esta “guerra invisible” no será fácil de vencer. La preservación de las empresas y los empleos será vital para no cortar la cadena de pagos y proveedores.
Más que nunca la clase política deberá asumir con mucha responsabilidad la crisis. Todos los aspirantes a cargos electivos municipales deben dejar de lado el oportunismo y no aprovecharse de las necesidades de la gente. Si es necesario posponer las municipales y realizarlas recién en el 2023, pues que así sea, y si hay que redireccionar royalties de binacionales para solventar gastos de salud y asistir a los más necesitados, pues que se haga. Son apenas dos ejemplos. Hay demasiadas instituciones que incurren en gastos superfluos que pueden ser suprimidos.
Mucho ojo, esta coyuntura no debe ser aprovechada por algunos inescrupulosos políticos y funcionarios para “llenar” bolsillos propios o para agradar a la “corona” o a sus “caballos”. De ocurrir esto, en plena pandemia, sería una grave lesión de confianza y un acto criminal imperdonable, que podría enfurecer a una ciudadanía de por sí ya golpeada.