- Por Dany Fleitas
- Editor Jefe de Política
Cuando todavía no terminábamos de digerir del todo el pésimo manejo migratorio, policial, jurídico (Fiscalía y Poder Judicial) y político del caso que envuelve al ex astro del fútbol mundial Ronaldinho, y su hermano, surgió anticipadamente el anuncio de la paralización de casi todas las actividades del país en un intento por poner un poco de freno a la propagación del coronavirus. Esta semana pasó volando y todos fuimos testigos de los titulares mediáticos que fueron y siendo impactantes como para alquilar balcones.
En el caso del ex número 10 del Barcelona de España, quien jugó con el mismísimo Leonel Messi, su gran amigo, Paraguay saltó a las portadas del mundo el jueves 5 de marzo último porque las autoridades competentes se decidieron (¡24 horas después!) a detenerlo con pasaporte adulterado. Esta reacción tardía por “hacer justicia” justo con una persona emblemática del planeta. El talentoso brasileño no ha de ser ningún santo, pero su caso desnudó severas falencias institucionales de corrupción y de la existencia de una rosca mafiosa que salpica a sectores público-privados que debe ser extirpada.
Sin lugar a dudas, por tratarse de un hecho grave, Ronaldinho, su hermano, el empresario Wilmondes Sousa Lira, Dalia López y los dos gestores que realizaron los trámites para conseguir pasaportes y cédulas de identidad adulteradas deben someterse a la justicia y dar las respuestas que correspondan. Ya hay tres personas con prisión preventiva, 5 imputados y 11 procesados. Lo que llamó la atención en los últimos días es que algunos responsables de investigar y hacer justicia salgan a decir a boca llena que la ley no se negocia y que es igual para todos, cuando se sabe de la existencia de traficantes de guante blanco y delincuentes comunes que se pasean impunemente por los pasillos del Poder Judicial con total desparpajo.
Es tragicómico ver cómo nuestro sistema de justicia es duro para unos y permisivo para otros. Este mismo criterio y severidad aplicados a Ronaldinho debe primar para todos. La justicia “selectiva” de la que se habla en el Congreso es cierto. Con esto uno se da cuenta de que el Poder Judicial está podrido hasta los huesos y que nuestros funcionarios públicos en puestos clave solo están allí para recaudar. Cuando “cae” en la cacerolita un potentado ¡mucho mejor!, porque sus victimarios saben que se trata de una “joya para la corona”. Hay fantoches quienes se hacen los valientes con cuentos chinos y frases grandilocuentes solo para sacar algún rédito personal.
Y… volviendo al grave asunto del coronavirus, se supo que el MSPyBS no iba a tomar tampoco esta medida tan drástica (necesaria por cierto) si no era por la presión del círculo de profesionales médicos, quienes pidieron encarecidamente (para no decir que emplazaron) a la secretaría de Estado para que adopte acciones concretas ante la rápida propagación del virus que ahora ya es pandemia.
Por donde se nos mire, hagamos lo que hagamos, ¡o no hagamos nada!, somos noticia a nivel mundial. Lamentablemente estamos en las portadas de prestigiosos medios internacionales no por hechos positivos y loables, sino por lo mal que nos ven como país corrupto (la rosca mafiosa que expide documentos adulterados es solo uno de los ejemplos) o porque nos toca la desgracia de las enfermedades: primero el dengue, y ahora el coronavirus. Parecemos predestinados a ser un pueblo muy sufrido. Así que, sea como sea, Paraguay está en el ojo de las miradas, por corrupción o por problemas sanitarios. Ojalá todo se revierta y en el futuro podamos cambiar de imagen y ser más “limpios” en todos los sentidos.