El indicador mensual de la marcha económica en el corto plazo o de la situación de la coyuntura del Banco Central del Paraguay (BCP), cuya sigla es Imaep (producción), al cerrar sus números de diciembre último permitió completar la primera radiografía de doce meses del 2019, con un resultado final contundente en términos de calificación y calidad del comportamiento de nuestra economía en un año para el olvido, el peor desde el 2012 (siete años): 0%. Sí, 0%. Después del 3,4% de crecimiento en el 2018, del 5% en el 2017 y del 4,3% en el 2016. ¿Qué significa 0%? Básicamente, de manera simple y clara, significa estancamiento o que la economía no avanzó ni retrocedió. Empantanamiento dicen otros. Y no faltan algunos avezados que usan términos clínicos: la economía se desfalleció. Pero ojo, el resultado final del 0% es precisamente el final.

Si miran el cuadro que acompaña la nota observarán que el movimiento de la situación mensual (mismo mes del 2019 versus igual mes del 2018) fue malísimo hasta junio, en un primer semestre horrible que ya se inició con un diciembre del 2018 negativo. Pese a que a partir de julio cambió la tendencia mensual desfavorable, todavía hasta agosto la economía en su marcha global venía cayendo 1,4% para experimentar una suavización de su derrumbe hasta culminar en 0%. En el primer semestre la recesión (el retroceso) fue del 3,1% con respecto a igual período del año pasado. En consecuencia, después de siete meses continuos de pasos hacia atrás se sucedieron seis meses de pasos hacia delante. Con los mejores resultados alcanzados en setiembre y octubre, vinculados como siempre a los preparativos de la siembra de la soja –que mueve todo–, acompañados del muy buen dinamismo en la inversión en obras públicas.

El Imaep nos brinda una primera radiografía económica. Después vendrá la revisión de las “Cuentas Nacionales” (la última voz oficial) por parte del BCP, que requiere de un tiempo de madurez mayor para completar la ampliada base estadística y afinar los cálculos. La última estimación del BCP respecto a la marcha del 2019 fija un modestísimo avance del 0,2%. Por cierto, no muy lejos del 0% de su propio indicador de coyuntura. Sin olvidar que la población crece al ritmo anual del 1,4% (unos 100.000 habitantes que se incorporan a la masa humana del país). El 0% no alcanza al 1,4%. Afortunadamente para el 2020, la esperada buena cosecha de soja –de concretarse positivamente– ya adelanta un “aporte” del 2% aproximadamente en el crecimiento como piso. Como piso.

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El otro indicador mensual de la coyuntura económica que maneja el BCP tiene la sigla ECN y se vincula no con la producción, sino con las ventas al consumidor por parte de las empresas; es decir, es un indicador del consumo de la gente. Observando el cuadro, su desempeño también fue crítico en el 2019 concentrado a su vez en el primer semestre con una caída del 2,8% y del 1,6% en su cálculo anualizado o el acumulado de 12 meses. También en los meses de setiembre y octubre, el movimiento del consumo fue mayor. ¿Coincidencia entre producción y consumo? No. Lo segundo como efecto del primero. Al cerrarse diciembre, el indicador de venta o consumo concluyó el año con un avance del 1,3% versus 2,4% en el 2018. Ahora bien, fíjense que en ambos indicadores la desaceleración se inicia a partir de mayo del 2018. El estancamiento del 2019 fue muy prolongado en términos del principio de desmejoramiento de las cosas, por un lado, y de la profundidad y generalización dolorosa del fuerte bajón en el primer semestre, por el otro. En términos del consumo o de las ventas, no a todos los sectores les fue bien el año pasado, más allá del repunte a partir de junio-julio. Los buenos resultados se dieron en telefonía móvil (+11,5%), farmacéuticos (+4,9%), supermercados (+2,8%), equipamiento del hogar (+1,8%) y materiales de construcción (0,2%). El desastre ocurrió en el rubro automóviles, con una caída anual del 10,2% (el derrumbe se dio en todos los meses del 2019 versus iguales meses del 2018). Le siguió en el retroceso el sector de combustibles, con una disminución del 3,6%. El otro resultado negativo se dio en las grandes tiendas de vestir, con un bajón del 2,1%.

En conclusión: tanto el 0% de nulo crecimiento de la producción como el 1,3% de mayor venta –concentrada esta en el segundo semestre– se ubicaron por debajo del aumento de la población. Es lo que duele. Y ojo, la torta económica no agrandada no se reparte en partes iguales en la población. Si entramos a considerar la distribución del ingreso y de la riqueza en Paraguay, el promedio malo ya de por sí golpeó mucho más fuerte a los que menos tienen. Con una excepción: los empleados públicos. Nunca pierden. Hacen perder. Pero nunca pierden. Por ello es el empleo que más se busca. Ningún país logró desarrollarse sobre la base de un Estado más rico que el mundo privado. Más todavía cuando ese ejército de empleados públicos funciona de muy mala manera. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD

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