El año educativo arranca mal con un improvisado al frente de la cartera de Educación: Eduardo Petta. Desde el vamos, la semana pasada, con el lanzamiento de los libros reeditados de Estrellita y Semillita, el cuestionado ministro desató la polémica. Para rematar, fueron detectados graves errores (por lo infantil) en libros de Matemática Paraguay que deben ser usados por nuestros niños y niñas en las escuelas públicas de toda la República.

Es que Petta es un astro para superar la ficción. Incluyó en el prólogo del libro de lectura Semillita un párrafo que recuerda que el material, concebido hace 50 años, fue el “día exacto” en que se produjo su nacimiento, un 6 de febrero de 1970. ¡Como si a alguien le importase! Es más, creo que ni el dictador se animó a tanto en aquel entonces a meter mano en libros educativos. Una vergüenza Señor Ministro, si es que se le puede decir “señor”.

Desde el principio el presidente Mario Abdo Benítez fue advertido que este ex fiscal y ex director de la Caminera de la época de Fernando Lugo, que gusta de flashes y cámaras, no tiene las condiciones ni la preparación para ocupar tan prestigioso cargo, menos en una etapa en que se necesita de innovación y creatividad de un experto en el área de la educación para poder enfrentar con éxito los desafíos del nuevo milenio, al menos de aquí a 30 años.

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Con Petta no se puede hacer camino al andar. Su gestión se centra en hacer show para estar en el ruido político con miras a próximas elecciones, cuando en ese lugar se requiere de una cabeza pensante dedicada plenamente a la labor científica de la educación. ¿Cuál es la capacidad de Petta como para pararse frente a tan sufrida comunidad de educadores del Paraguay y hacer sugerencias de mejora continua en metodologías de aprendizaje? ¿Cuál es su grado de preparación en técnicas pedagógicas como para proponer soluciones de cambio a futuro en un mundo que es tan complejo?

Es cierto lo que pensaban personas de su propio equipo político, como la profesora y ex ministra de Educación, Blanca Ovelar, y el senador Enrique Bacchetta. La primera sostuvo que se trata de un “incompetente” y el segundo había indicado que este no era la persona indicada para el cargo de ministro de Educación. “Es una improvisación”, acotó. Es más, el propio Silvio Ovelar, entonces presidente del Congreso, sostuvo que el ególatra titular del MEC se creía un “emperador” y que “tiene problemas consigo mismo”. El tiempo le dio la razón al senador Ovelar.

Mario Abdo se equivocó con su inclusión en el gabinete ministerial y debería rectificar rumbo de la educación en el Paraguay con su traslado a otra institución donde quizá podría serle más útil. Si nuestro ministro de Educación no se toma la molestia de verificar si hay errores básicos en un libro que será distribuido a los niños de la educación escolar básica de todo el país, entonces no tiene nada más que hacer en el MEC. Colocó al Paraguay en la vidriera del mundo no precisamente por sus méritos, sino porque somos el hazmerreír de los medios a nivel internacional. Así que don Eduardo Petta, le saludo esta mañana con un “vuen día”, así como usted concibe nuestro lenguaje, pera luego decir: “Báyase”.

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