Por Ricardo Rivas
Periodista
Twitter: @RtrivasRivas
La agencia de noticias italiana ANSA, informó a las 13.22 horas de ayer (lunes) publicó en su sitio con información latinoamericana que “El premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, afirmó que el papa Francisco tiene "muchos enemigos" en el mundo, tanto dentro como fuera de la Iglesia, y, entre ellos, mencionó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al ex vice primer ministro y ex ministro de Interior italiano, Matteo Salvini”. ANSA, una de las empresas cooperativas periodísticas más prestigiosas en el mundo desde el 15 de enero de 1945, con más de 9 mil abonados en la Aldea Global, agregó que “En una entrevista que publicó el fin de semana el diario La Nación de Paraguay, (Adolfo) Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz 1980) aseguró que "Trump, lo considera enemigo a Francisco". El resto de la información, nuestros lectores la conoce ya que, ANSA, se hizo eco de la entrevista exclusiva que publicó el Gran Diario del Domingo con el Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel. Fueron palabras fuertes. Definiciones concretas que, claramente, encierran en sí mismas el significado de la palabra “noticia”. Un hecho nuevo produce impacto en un conjunto social.
Don Gabriel Garcia Márquez, otro Premio Nobel, en ese caso de Literatura en 1982, dijo en 1997 al semanario “Radar”: “A veces se olvida que la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que mejor se da.” Le entrevista y la producción fotográfica con Pérez Esquivel la hicimos el 15 de enero pasado. Desde ese momento, un equipo periodístico profesional integrado con diseñadores, diseñadoras, editoras y editores con el mismo compromiso y vocación informativa que se pone para la edición de cada día logró ingresar en el circuito informativo mundial con calidad. De eso se trata, el periodismo que, como también lo sostuviera Gabo en 1996, es “el mejor oficio del mundo”.
Aquí el link de la nota: https://bit.ly/2Siv3bn
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Liderazgo visible. Cuando medir te transforma
Gabriela Teasdale
Presidenta de la Fundación Transformación Paraguay
El mes pasado, fui testigo de una verdadera transformación. Mi amiga Laura, con antecedentes familiares de diabetes, decidió tomar el control de su salud de una manera innovadora: usando un monitor continuo de glucosa (MCG). Este pequeño dispositivo, que registra los niveles de azúcar en sangre en tiempo real, le brindó resultados asombrosos: más energía, un sueño profundo y, aunque Laura siempre ha sido una de las personas más activas que conozco, un visible aumento de juventud y vitalidad. Intrigada por su experiencia, decidí probarlo yo misma.
Lo que descubrí me impactó profundamente. Si bien la idea de perder peso nunca había sido suficiente motivación para cambiar mis hábitos alimenticios de forma consistente, ver el impacto numérico inmediato de una deliciosa medialuna rellena con dulce de leche en mis niveles de glucosa, que se dispararon, creó una nueva sensación de urgencia. Había leído muchos artículos sobre alimentación saludable, entendía la ciencia y conocía las recomendaciones, pero el conocimiento por sí solo no fue suficiente para cambiar mi comportamiento. Pero ver, en tiempo real, cómo respondía mi cuerpo a diferentes alimentos, cambió mi perspectiva radicalmente.
Más allá de mis lecturas personales, el MCG me brindó tres perspectivas poderosas y directas sobre el liderazgo, aplicables tanto a nuestra vida personal como al mundo organizacional.
- La medición visible genera responsabilidad. La primera gran lección es que la medición visible genera responsabilidad de una manera que los objetivos abstractos simplemente no pueden. Con demasiada frecuencia, operamos con metas vagas. Un equipo puede trabajar durante meses sin indicadores claros de progreso, o un líder puede tomar decisiones sin ver su impacto inmediato. Así como el MCG me mostró que una caminata de 10 minutos después de cenar podía reducir drásticamente los picos de glucosa, las organizaciones necesitan sistemas que revelen la causa y el efecto en tiempo real.
- La retroalimentación en tiempo real transforma. La segunda perspectiva es que la proximidad de las consecuencias modifica nuestra toma de decisiones. Antes de usar el MCG, los efectos de mis elecciones dietéticas parecían lejanos, posibles problemas de salud a largo plazo. Pero ver mis niveles de glucosa fluctuar a lo largo del día trajo esas consecuencias al presente. Cada comida se convirtió en una elección con resultados inmediatos y visibles. Esta comprensión directa del ciclo de retroalimentación creó una sensación de urgencia y responsabilidad personal que nunca antes había experimentado. En el liderazgo, lidiamos con la misma desconexión. Las decisiones estratégicas que se toman hoy podrían no mostrar resultados durante trimestres o incluso años. Los cambios culturales ocurren lentamente, lo que dificulta vincular los comportamientos de liderazgo con los resultados.
- Las métricas correctas liberan una motivación desconocida. Finalmente, la medición correcta libera una motivación que desconocemos tener. Durante años, la perspectiva abstracta de “perder peso” no me motivaba a saltarme el postre constantemente. Controlar mis niveles de glucosa lo cambió todo. La métrica se convirtió en el motivador, no porque las cifras fueran significativas por sí mismas, sino porque hacían visible lo invisible y presente el futuro. A menudo, nos motiva más la retroalimentación inmediata que los objetivos abstractos.
En las organizaciones, a veces dependemos en exceso de objetivos anuales, visiones y recompensas a largo plazo para impulsar el rendimiento. Mi experiencia con el MCG sugiere que encontrar las métricas adecuadas en tiempo real, aquellas que conectan las acciones diarias con resultados significativos, puede generar una fuente inagotable de motivación e inspiración.
En la vida y el liderazgo, la lección es clara: la medición no se trata solo de monitorear el progreso, sino de crear las condiciones para la transformación.
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Innovadores públicos: la oportunidad de aprender haciendo
Silvia Morimoto
Silvia Morimoto
Representante Residente del PNUD
La innovación pública plantea desafíos significativos y requiere el compromiso de todos los sectores. En ese contexto, desde el Laboratorio de Aceleración del PNUD, en conjunto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), impulsamos el Programa Innovadores públicos, buscando contribuir a una gestión pública más eficiente y centrada en las personas.
Desde sus inicios en el 2022, esta iniciativa tiene el propósito de generar una red de profesionales del sector público capacitados en metodologías y herramientas de innovación, que puedan identificar desafíos, diseñar y prototipar soluciones orientadas a optimizar el funcionamiento institucional, mejorando la experiencia de las personas usuarias y evolucionando hacia la prestación de servicios de mayor calidad.
Los resultados logrados en el programa son bastante alentadores: 200 funcionarios públicos, de 30 diferentes instituciones, implementaron 17 proyectos piloto pensados para brindar mejores servicios a la ciudadanía.
Entre ellos, podemos citar dos soluciones ganadoras de ediciones anteriores, como el Registro Único del Trabajador (RUT), una plataforma digital que permite a trabajadores del sector privado cargar su historial laboral y acceder a información oficial vinculada a distintas instituciones públicas y Kuña Arandu, un repositorio que brinda información para la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
“Esto muestra otra realidad. Demuestra que hay calidad, que hay una innovación, algo que impacta, que logra nuevas cosas. Creo que eso es importante para la gente y para las instituciones”, Rubén González, funcionario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
El 22 de mayo de 2025 lanzamos la cuarta edición del programa, comprometiendo la participación de 40 servidores públicos, quienes participarán durante 8 semanas de espacios de capacitación y práctica con mentores expertos sobre metodologías y herramientas de innovación pública.
El estudio “Habilidades de Innovación en el Sector Público de Paraguay”, realizado en 2020 por la organización The GovLab, el BID y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (MITIC), mostró que los servidores públicos en Paraguay tienen un conocimiento parcial de las habilidades de innovación y que la implementación de estas es limitada.
En ese sentido, este programa busca generar capacidad instalada dentro de las instituciones, ofreciendo a servidores públicos la oportunidad de “aprender haciendo” herramientas y metodologías para el diseño y gestión de políticas públicas centradas en el usuario.
El programa Innovadores Públicos se considera un caso de éxito en la región y fue premiado durante la Semana Iberoamericana de la Innovación Pública, en el marco de la XXVIII Cumbre Iberoamericana realizada en República Dominicana.
Desde el PNUD, estamos convencidos de que el sector público tiene un gran potencial para innovar y seguir generando impactos significativos.
Para más información sobre el programa, contáctenos al +595 992 443 874 o visite nuestra web en www.undp.org/es/paraguay.
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BID Invest: el impulso al desarrollo desde el sector privado
Alonso Chaverri-Suárez
Representante de BID en Paraguay
Cuando hablamos del Grupo BID, solemos pensar en obras públicas, financiamiento estatal o reformas estructurales. Pero existe otro brazo dentro del Grupo que trabaja directamente con el sector privado para transformar el potencial en impacto: BID Invest.
BID Invest está diseñado para acompañar a las empresas en su crecimiento, ofreciendo financiamiento, conocimiento técnico y la posibilidad de conectar con inversionistas internacionales que buscan oportunidades sólidas y responsables en América Latina y el Caribe. Su propuesta de valor va más allá del crédito: se trata de una alianza estratégica que suma experiencia, innovación y sostenibilidad.
En marzo pasado, BID Invest anunció la movilización de US$ 1.000 millones para el sector privado en Paraguay. Esto lo vamos a lograr a través de: (1) el financiamiento directo a empresas del sector privado, con montos de financiación típicamente a partir de US$ 10 millones o más, y (2), por medio del financiamiento a instituciones financieras locales, para que éstas puedan ofrecer líneas de crédito por montos menores, fortaleciendo así el acceso al crédito para apoyo a las pymes.
En Paraguay, BID Invest ha sido clave para desarrollar sectores estratégicos. Un ejemplo emblemático es la financiación del proyecto de duplicación de las Rutas 2 y 7, una obra de infraestructura vital para la conectividad del país. BID Invest aportó US$ 200 millones en financiamiento inicial al consorcio Rutas del Este, bajo un esquema de Alianza Público-Privada. Posteriormente, estructuramos y adquirimos un bono de US$ 219 millones en el mercado estadounidense para apoyar la construcción restante del corredor vial, mostrando nuestra capacidad de innovar y atraer capital internacional.
Otro caso destacado es el acompañamiento al Grupo Sarabia, con financiamiento para sus empresas Agrofértil y Tecnomyl, que ha fortalecido la producción de insumos agrícolas, impulsado exportaciones y promovido mejoras ambientales y de gobernanza corporativa. También hemos trabajado junto a Bancop para expandir el acceso a financiamiento a pequeños y medianos productores, fundamentales para la seguridad alimentaria y la generación de empleo en el país.
BID Invest también actúa como catalizador del crédito en sectores que muchas veces enfrentan barreras de acceso. Trabajamos con bancos, cooperativas y otros intermediarios financieros para canalizar recursos hacia mipymes, empresas lideradas por mujeres o iniciativas verdes, con estructuras financieras a medida, desde líneas de crédito hasta bonos temáticos.
Además, nos enfocamos en proyectos de futuro. Hoy acompañamos el desarrollo de los primeros proyectos de hidrógeno verde en Paraguay y vemos grandes oportunidades en industrias como la forestal, la manufactura avanzada, la logística, la actividad porcina y las energías renovables. Estos son sectores con capacidad de transformar la economía, generar empleo de calidad y posicionar a Paraguay en cadenas de valor globales.
La estrategia de BID Invest, llamada “Originar para Compartir”, busca justamente eso: identificar proyectos sólidos, estructurarlos con los más altos estándares y atraer a inversionistas institucionales para que se sumen. Porque sabemos que el crecimiento necesita capital, pero también confianza, transparencia y visión de largo plazo.
En agosto, BID Invest coorganizará en Asunción un foro centrado en las oportunidades de inversión privada para el desarrollo, como antesala a la Asamblea Anual del BID y BID Invest que se celebrará en Paraguay en marzo de 2026. Este foro será un espacio clave para dialogar con líderes empresariales, inversionistas y autoridades sobre cómo potenciar juntos un ecosistema de inversión más dinámico y sostenible.
Desde BID Invest, queremos ser un socio confiable para las empresas paraguayas que apuestan por crecer con impacto. Estamos convencidos de que el desarrollo del país puede y debe impulsarse desde el sector privado, con inversiones que transformen realidades y construyan futuro.
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Digamos no a drones y robots asesinos
Bombas sin bombarderos… sin paquetes sospechosos… asemejan a peligrosas herramientas incrustadas en la vida cotidiana… Quienes diseñan y desarrollan – quiero pensar que, sin desearlo, planificarlo ni gestionarlo– no siempre ven (o quieren ver) con claridad a las señoras y señores de la guerra y sus despreciables prácticas.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
En la construcción de la verdad necesariamente interviene la cultura. ¿Qué es verdad? “La realidad”, responden algunos y algunas. Pero... “la verdad no es una representación unívoca de la realidad”, sostiene Yuval Noah Harari en la página 44 de la edición que leo y releo de Nexus, una de sus obras más vendidas en nuestra maltratada aldea global. La realidad es compleja. Tanto como la humanidad. “¿Es tan sapiens el homo?”, recuerdo que decía irónicamente un tan querido como veterano colega periodista, corresponsal de la prensa internacional, con el que compartimos no menos de cinco años de trabajo en Latinoamérica. “¡Tendrá que demostrarlo!”, agregaba a modo de respuesta a una pregunta que nadie había expresado. Reíamos y brindábamos con otra cerveza para dejar atrás las mil formas de violencias que verificábamos en nuestras búsquedas periodísticas.
De todas formas, aquel interrogante lanzado al aire todavía hoy no me animo a responderlo. Lo mío es la pregunta. El interrogante permanente. Solo políticos y creyentes en lo que venga e internalicen se presentan y actúan como propietarios de las respuestas. Los pongo en duda. ¡Sépanlo! Y aunque lo hago con respeto y, de alguna forma, en defensa propia, tengo claro y coincido con Harari en que “el poder no es sabiduría”.
Algunas palabras se ponen de moda. Muchas. Inteligente (smart) y dron son dos de ellas. Esperanza es la otra, aunque debo decirlo, rescato solo esas tres con el propósito de construir esta historia en esta noche de frío (¡muy frío!), de viernes junto a los leños crepitantes y sentado en la vieja mecedora. Afuera, la niebla es densa. Las nubes decidieron desplomarse sobre la tierra para quedarse allí. Silenciosas. Como en acecho de aquellos y aquellas que se atrevan a andar sin la certeza de saber qué hay dentro de tamaña tiniebla.
Con casi sesenta guerras activas –desde algún lugar– el hábitat global es tenebroso. Con la popularización de los que se plantan como creadores revolucionarios de los desarrollos tecnológicos y, a veces, mucho más, el espanto crece. Bombas sin bombarderos… sin paquetes sospechosos… asemejan a peligrosas herramientas incrustadas en la vida cotidiana. Quienes diseñan y desarrollan –quiero pensar que, sin desearlo, planificarlo ni gestionarlo– no siempre ven (o quieren ver) con claridad a las señoras y señores de la guerra y sus despreciables prácticas. En ese campo también crece la IA (inteligencia artificial) que deslumbra, preocupa y deviene en símbolo que simboliza a partir de la cultura de quienes simbolizan para relatarla y producir sentido. Nada existe sin relato. Primero fue el verbo. Vuelvo a Harari. “La IA es la mayor revolución de la información que ha conocido la historia (que) no es el estudio del pasado, sino el estudio del cambio. (Porque) nos enseña lo que se mantiene inmutable, lo que cambia y cómo cambian las cosas”. Yuval Noah señala, desde esa perspectiva, sobre la inconveniencia de conceder “a la IA un mayor control sobre las sociedades del siglo XXI” dado que “se diferencia (entre otros desarrollos tecnológicos de alto impacto en las prácticas bio-psico-sociales) de la imprenta y de la radio (porque una eventual) futura dictadura de la IA podría ser muy distinta de lo que hemos conocido hasta ahora”. Desde la atenta observación y profunda reflexión hace públicas algunas de sus conclusiones. La inteligencia artificial “es la primera tecnología de la historia que puede tomar decisiones y generar nuevas ideas por sí misma”. La IA “puede procesar información por sí sola, (y) por lo tanto, sustituir a los humanos en la toma de decisiones (porque) no es una herramienta, es un agente”. ¿Por qué tanta preocupación? Su respuesta no se hace esperar con ejemplos concretos. “En el momento actual, en la fase embrionaria de la revolución de la IA, los ordenadores toman decisiones por nosotros: la concesión de una hipoteca, un contrato de trabajo o la imposición de una pena de cárcel. Esta tendencia no hará más que aumentar y acelerarse, lo que nos dificultará la comprensión de nuestra propia vida. ¿Podemos confiar en los algoritmos informáticos (sobre los que también se apoyan las operaciones de la IA) para tomar decisiones sensatas y construir un mundo mejor?”.
CONOCIMIENTO VERDADERO
Muy poco más de una década atrás, Tenzin Gyatso (90), el Dalai Lama –Premio Nobel de la Paz en 1989, en el transcurso de una cumbre de premios nobel que se realizó en Roma– sostuvo que la tecnología “puede convertirnos en esclavos” porque “si todo está mecanizado, no tenemos la capacidad de ver más allá” y exhortó para que “sea bien utilizada” dado que al “conocimiento verdadero (por muy desarrollada que esté la IA) “es imposible llegar y que sea mejor que la mente humana (porque) siempre será mejor y más inteligente (que) máquinas y robots (sin que importe) lo sofisticados que sean”.
Era el sábado 13 de diciembre de 2014. En nuestro presente, un puñado de días atrás, en Ginebra, Suiza, la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) –asociada con otras agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– desarrolló la “Cumbre de la IA (Inteligencia Artificial) para el bien”. Las preocupaciones de quienes allí convergen claramente crecen y así lo expresan. “La humanidad se encuentra en una encrucijada ante el inmenso potencial generado por la revolución digital impulsada por la inteligencia artificial”, sentenció en un mensaje que envió a la UIT el papa León XIV. En ese texto reseñó que el impacto de la inteligencia artificial se percibe en campos tales como “la educación, el trabajo, el arte, la sanidad, la política, el ámbito militar o la comunicación” y, justamente, por ello el jefe del Estado Vaticano demanda de quienes trabajan en ese tipo de desarrollos “responsabilidad y discernimiento”. El también líder del catolicismo advierte que “la inteligencia artificial puede simular aspectos del razonamiento humano y realizar tareas específicas con velocidad y eficiencia, pero no puede replicar el discernimiento moral ni la capacidad de establecer relaciones genuinas”. Al cabo de esa argumentación sobre la IA abogó a expertos y desarrolladores por el “respeto por los valores humanos y sociales, capacidad de juicio con conciencia clara y crecimiento en la responsabilidad” para garantizar –desde marcos éticos y jurídicos– “que se base en el reconocimiento compartido de la dignidad inherente y las libertades fundamentales de la persona”.
TECNOLOGÍA Y VIOLENCIA
El uso de los más recientes desarrollos tecnológicos aplicados al ejercicio de las violencias se expande con proyección global. La IA es esencial en el desarrollo de armas autónomas no tripuladas. La guerra digital parece haber llegado para quedarse. En un reciente reporte de la organización Drone Wars UK (https://dronewars.net/) se consignan los resultados de una investigación que, en sus conclusiones, revela “la magnitud del daño a civiles causado por los ataques con drones militares en países africanos, como Etiopía, Mali, Burkina Faso, Nigeria, Somalia y Sudán”. Sin dejar afuera de sus búsquedas Ucrania, Gaza o todo Oriente cercano, añade que “drones armados tipo MALE importados en todo el continente, de fabricantes de Turquía, China e Irán” se utilizan ampliamente. “Como mínimo, se determinó que más de 943 civiles han muerto en al menos 50 incidentes separados entre noviembre de 2021 y noviembre de 2024”, según consta en las pesquisas desarrolladas y precisan que “de los seis estados investigados, cinco han sido verificados por operar drones Bayraktar TB-2, producidos por el fabricante turco de drones Baykar, (que en) varios también operan drones armados Wing Loong II y (sistemas de armas autónomos) Mohajer-6 de Irán”. Destaca el sitio que esos equipos también intervienen “en campañas militares nacionales (internas, dirigidas) contra grupos insurgentes armados (y que) regularmente (esas armas llamadas inteligentes) no distinguen entre civiles y combatientes en sus operaciones”. Los analistas precisan que “en un incidente ocurrido en la región etíope de Amhara, más de 85 civiles murieron en un ataque con drones contra la aldea de Ch’obi en octubre de 2022”. Luego que, “en otro incidente, en Nigeria, un error de inteligencia militar causó la muerte de al menos (otros) 85 civiles –y, según algunos informes (podrían ser) hasta 125 (las víctimas)– que (estaban reunidas) para celebrar la festividad islámica de Mawlud, (y fueron asesinadas) en dos ataques con drones mal dirigidos en diciembre de 2023”.
Las matanzas (incidentes) de civiles sin riesgo alguno para quienes operan los drones porque se encuentran en áreas alejadas de las operaciones en desarrollo se multiplican. “Hace tres semanas, el 10 de junio, un dron británico Reaper comenzó a rastrear una motocicleta en el noroeste de Siria, cerca de la frontera con Turquía”, relata dronewars.net “mientras (en tierra) alguien descrito por la inteligencia de un país europeo central como ‘un miembro conocido’ de ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria, por su sigla en inglés) la conducía. El individuo, que aparentemente había sido monitoreado por el dron ‘durante algún tiempo’, fue rastreado y abatido por un misil Hellfire disparado por el dron poco después”. ¿Es necesario añadir información al reporte? ¿Algo no se entiende? ¿También existe el llamado “gatillo fácil” en el ecosistema digital de las nuevas guerras?
Los drones atacan incluso en áreas civiles densamente pobladas. Los daños no deseados se repiten. ¿Existen y se cumplen disposiciones para preservar y mitigar eventuales daños sobre la población civil? “Estos casos demuestran la urgente necesidad de reforzar los controles sobre la proliferación de drones armados y la clara falta de responsabilidad de quienes exportan estas armas al proporcionarlas a gobiernos aparentemente poco dispuestos a respetar el derecho internacional humanitario. La magnitud del sufrimiento civil que se muestra en este informe debería dejar clara la amenaza que supone la rápida expansión de la guerra con drones en todo el mundo, facilitada por el acceso a sistemas de armas cada vez más baratos producidos por fabricantes irresponsables y con ánimo de lucro”. Acechan los drones y, por ello, “las actividades más básicas de la vida cotidiana –visitar un mercado o asistir a un lugar de culto– (son) potencialmente mortales”.
PAZ, SIEMPRE
En mayo de 2019, Daisaku Ikeda (1928-2023), filósofo budista, educador, constructor de la paz, escritor y poeta, ante la Asamblea General de la ONU –invitado por António Guterres, secretario general de esa organización multilateral– propuso la prohibición de las armas autónomas letales (SAAL, por su sigla en inglés). “Existe en la comunidad internacional la creciente inquietud de que los SAAL transformen radicalmente el entorno de la seguridad global”, dijo Ikeda aquel día. Aseguró después, sin que nadie lo desmintiera o contradijera, que “una de las amenazas que representan estos sistemas (de armas) es la posibilidad de iniciar combates sin intervención humana directa”. Aleccionó luego que ello “reduce el umbral de las acciones militares y genera situaciones potenciales que podrían violar gravemente el derecho internacional humanitario”. Esperanzado, exhortó “enfáticamente (…) a los Estados que ya han solicitado la prohibición de los SAAL; a países como el Japón, que han declarado su intención de no fabricar tales armas; y a las oenegés participantes en la Campaña para Detener a los Robots Asesinos, a unirse y trabajar juntas por la pronta aprobación de un instrumento jurídico vinculante que prohíba por completo el desarrollo y el uso de estos sistemas”. Miles lo escuchamos, aplaudimos y vitoreamos. Pensamos como él, sentimos como él. Decimos enérgicamente no a drones y robots asesinos. Deseamos la paz. Sabemos que se puede y se debe. ¿Cuándo? Siempre. Alguna vez, el Dalai Lama lo dijo claramente. “Solo existen dos días en el año en que no puedes hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y vivir”.