Cómo trasciende el conocimiento en el quehacer de la sociedad, es un planteamiento a partir de los desafíos que conllevan luchar contra la desinformación y la falta de conocimiento. Un ejemplo son las emergencias virales que cada tanto ponen en alerta a las naciones, en el caso local, la epidemia del dengue.
Es posible que teniendo como base una sociedad instruida y que recibe conocimiento desde la academias e instituciones especializadas, aportar a una mejor calidad de vida para las personas. Sobre esta base, teniendo en cuenta que gran parte de la sociedad no accede a la formación superior, existe la obligación de que el valor de la generación del conocimiento permee al colectivo social. A esta labor ineludible la academia debe sumarle cada vez más importancia y esfuerzo.
Gran parte de este potable conocimiento se genera mediante investigación e innovación, pero a nivel local sigue siendo bajo el índice de inversión. Por otra parte, en el ámbito privado la generación de conocimiento científico sigue en una ejecución relativamente ascendente. Para dar una referencia, durante el periodo 2019 las publicaciones en revistas especializadas fueron liderada por la universidad nacional con 149 publicaciones y por parte de las privadas fue liderada por la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay (UPAP) con 35 publicaciones.*
Pero de toda la producción científica, qué porcentaje realmente es de utilidad para todos, esa es una cuestión que corresponde trasladar a los protagonistas de esta labor. En tanto, haciendo referencia a la desinformación, falta de instrucción y desconocimiento sobre, por ejemplo, el dengue y el coronavirus, se pueden tomar como referencia para conocer el nivel de incertidumbre con la que la sociedad responde, al igual que sobre otras enfermedades y situaciones, es aquí donde facilitar herramientas basadas en un esfuerzo metodológico pueden hacer la diferencia. Una sociedad que conoce sobre algo específico, recurrirá siempre a esa fuente para otras cuestiones, creando sistema en el sabe a qué medios recurrir para asesorarse y cómo realizar ese ejercicio mental de valorar y aplicar un análisis crítico sobre la realidad.
Una sociedad instruida es aquella que recibe el valor del conocimiento generado, pero a partir de un breve análisis, son pocas las vías y los casos en los que esto realmente ocurre. Un ejemplo de cómo puede darse esta situación son las iniciativas de la UPAP, que genera materiales de difusión mediante colaboración con profesionales locales e internacionales.
“Virus” es uno de ellos, fue editado en conjunto con la Universidad Autónoma de Chile y reúne de manera sencilla e ilustrada información relevante referente a entidades biológicas que se albergan en nuestro organismo y contiene un apartado especial sobre la enfermedad del dengue. “Bacterias, ¿por qué me enferman?” es otro título que intenta instruir a las personas sobre el mundo de los microorganismos, “¿Cuándo debo ir al dentista?” un medio más de fácil entendimiento para niños y adultos. Todos estos materiales están disponibles en versión digital en la página del Centro de Comunicación de las Ciencias (ciencias.upap.edu.py), un proyecto de difusión de la universidad.
Finalmente, para conocer la producción de nuestros profesionales en las ciencias es ideal encaminar un puente entre estos y la sociedad, además de valorizar este trabajo y fomentar personas instruidas que utilicen medios, mecanismos, criterios y sobre todo conocimientos que aporten a la construcción del tejido social.
*Fuente: https://www.wizdom.ai/country/paraguay/3437598