Hay una sabia frase que dice: “Todo el mundo debe ser rápido en la escucha, lento para hablar y lento para enfadarse”.

No siempre por el solo hecho se ser el jefe serás “el dueño de la verdad”. Se darán situaciones en que los miembros de tu equipo podrían disentir contigo por varias razones.

Bien podría ser porque se sienten lo suficientemente seguros de poder entrar en el debate o también podría darse el caso que tus colaboradores están fuera de tu control y no estás poniendo de ti lo suficiente como para imponer la suficiente disciplina dentro del grupo de trabajo.

También podría darse el caso de que las cosas están marchando por los carriles normales o no muy bien en cuyo caso vos como directivo y jefe que eres deberías tener la suficiente pericia como para poder juzgarlo.

Si a tu criterio se han pasado de la raya y se observa dentro del equipo de trabajo un problema de disciplina, es probable que te veas en la necesidad de negociar en privado con quienes corresponda.

Los millennials y los jóvenes de la generación Z aprecian mucho que se los considere como tales, y que se les dé su lugar, pues en muchas ocasiones podrían no estar de acuerdo con tus decisiones y tienes que tener la suficiente flexibilidad como para poder darles la oportunidad de que te los puedan explicar las razones de su disconformidad.

Tengamos en cuenta que hoy día impera en la mayoría de las empresas un ambiente de mucha competitividad, pues el que más que menos desea crecer profesionalmente dentro de la compañía y ello origina a veces un ambiente de cierta tensión entre sus pares, lo cual hasta sería normal y razonable como efecto de la misma causa.

Dentro de un equipo de trabajo que muestre pobreza de espíritu y muy poca cohesión entre sus miembros difícilmente se den estos tipos de situaciones.

Si bien como directivo que eres, se supone que estás en dicha posición por merecimientos personales y profesionales, no obstante no es bueno considerarse el “sabelotodo”, pues la verdad es que no valdría la pena tener siempre la última palabra y creer que lo que tu dices es lo correcto o estar corrigiendo a todo “el mundo” que te rodea dentro de la compañía.

La riqueza y el valor agregado está justamente en saber escuchar activamente las sugerencias, opiniones y recomendaciones que podrían venir de los miembros de tu equipo, pues quien dice muchas veces de ese torbellino de ideas surgen muchas veces sorpresas agradables y positivas para tu organización.

Lo importante es que como directivo puedas tener la suficiente capacidad de discernimiento en poder identificar la diferencia existente entre temas lo suficientemente importante en la que probablemente la última palabra lo tendrías vos como cabeza del grupo y en contrapartida otras que en realidad son triviales o secundarias y podrías dejarlo pasar por alto.

Resulta importante para tu equipo de trabajo poder tener una comprensión de todo lo que hacen los demás. Esto siempre sería una ayuda valiosa para poder crear un espíritu de equipo cohesionado y sentimiento de lealtad entre sus miembros.

Hay muchos trabajos especializados que podrás precisar que se hagan dentro de la empresa en función al segmento de negocio explotado.

Como directivo que eres, no por eso tendrás la obligación de saber todo lo que se hace o más incluso que tus subordinados.

Para ello se supone que la compañía a través del departamento de RRHH antes de contratar al personal en función al perfil del puesto requerido hace una previa selección de los que consideraría que podrían ser los más aptos y que luego estarían pasando “por un filtro” de directivos con la suficiente experiencia y conocimiento de lo que es y hace la empresa dentro del mercado.

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