• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista
  • Twitter: @FelipeGoroso

En política uno puede hacer prácticamente de todo, siempre enmarcado en sus objetivos estratégicos y cumpliendo dos principios fundamentales: lo oportuno y lo conveniente (de vuelta, acorde al plan estratégico que sirve como hoja de ruta) para eso debe medirse el impacto y profundidad que tendrá el próximo movimiento que se haga y de vuelta, la oportunidad y conveniencia del mismo.

De no cumplirse con uno de esos dos principios fundamentales, la mayoría de las veces es mejor esperar vientos más favorables. La excepción, que siempre hay una, será que se decida no solo atravesar la tormenta, sino que incluso hacer lo necesario para crearla y hacerla tan fuerte que lo que quede luego de ella sea el caos. Y se busque reinar en ese caos. Ya se han visto casos, y son apuestas que podrían considerarse absolutamente arriesgadas. Si se lleva al campo del ejercicio de poder en función de gobierno hay tres palabras que definen bastante bien el cuadro situacional: búsqueda de consensos.

Ahora bien, el año que se está iniciando será uno eminentemente político, elecciones internas en todos los partidos para elegir candidatos municipales, elecciones municipales y las internas partidarias en el Partido Colorado serán las que predominen la agenda nacional. Estas elecciones en la mitad del mandato del Poder Ejecutivo nacional son lo más cercano que tenemos a un plebiscito. No asumir eso es de una ceguera pronunciada y de una memoria escuálida. Lo que motiva esta columna es evaluar la decisión del Gobierno de plantear el recorte o topeo de beneficios de funcionarios públicos, y estoy hablando sobre el sentido de oportunidad y conveniencia de la decisión política en pleno año electoral, acá no van a encontrar evaluaciones con tecnicismos ni números fríos a favor o en contra de la medida. Estamos hablando de política pura y dura.

Si ponemos en perspectiva el escenario político que se nos presenta será el de una tormenta de gran envergadura sobre la cual se disponen muy pocos elementos para decir que el Gobierno saldrá fortalecido. Y ojo, tal vez mejor presentado y en otro momento del mandato sería un excelente tema para poner en la agenda y que allá vayamos los medios y periodistas para subirnos a la cuestión ubicándonos en algún lado del mapa. Por un lado, el Gobierno está llevando con bastante fuerza un diálogo que enmarque la paz partidaria al interior del Partido Colorado, y en un mismo, breve y emotivo acto patea el tablero y acogota a una de sus principales bases electorales: los sindicatos de funcionarios públicos. Cuesta bastante entender.

Por su lado, los sindicatos convocan a movilizaciones en calle y acciones judiciales para plantarle cara a la decisión gubernamental expuesta en el decreto reglamentario del Presupuesto General de Gastos 2020, se inicia lo que será una dura pulseada con elecciones como telón de fondo. La decisión asumida por el Gobierno no tiene, de buenas a primeras, elementos que nos hagan decir que primó el sentido de oportunidad ni el sentido de conveniencia. Al parecer son los sentidos menos comunes, y en política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, ambos son principios vitales para cualquier decisión.

Etiquetas: #Ni oportuno

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