• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista
  • Twitter: @FelipeGoroso

Una de las características más resaltantes de la comunicación política, en su versión gubernamental, es el hecho de que se construye, se desarrolla y se evalúa como un todo. No es, ni por asomo, una cuestión aislada de la política y la gestión que podría ser tomada o medida en un estanque. Al contrario, está íntimamente ligada y es una muestra palpable y concreta de ese todo que es la gestión gubernamental. La comunicación debe ser el reflejo de que hay un trabajo profesional y de equipo detrás. Repito, trabajo en equipo. Y cuando se trata de una crisis, esto último tiene vital importancia. Y cuando digo vital, suprimo la posibilidad de que sea una alternativa porque definitivamente no lo es.

Traigo esto a propósito de los últimos acontecimientos que tienen que ver y rodean a la fuga masiva de reos del penal de Pedro Juan Caballero, la última crisis que sacudió los cimientos del Gobierno haciendo que incluso vuelvan a sonar tambores de juicio político en cuarteles de la oposición. La crisis de los 76 dejó desnudos una vez más al Gobierno y a su aparato comunicacional. Era y sigue siendo una crisis y debería ser asumida y gerenciada como tal porque, aunque usted no lo crea, aún hay tiempo de levantar vuelo a pesar de que el carreteo parecería eterno.

Uno de los primeros pasos debería ser asumir que esta crisis es una parte de un todo, como les decía más arriba. No puede ser planteada como una cuestión que atañe exclusivamente a la cartera de Justicia, eso podría ser a los efectos estrictamente administrativos o burocráticos, pero a los efectos políticos y comunicacionales el abordaje debe ser integral. Y por lo que más quieran, no me digan que ministros del área de seguridad dando una conferencia de prensa es un abordaje integral y con enfoque circular. Dejemos de creer que las conferencias de prensa son la solución a todo y que ese acto público es el alfa y el omega de la comunicación gubernamental. No lo es. Son necesarios creatividad y dos sentidos: el de la oportunidad y la conveniencia. Lo que se espera es que desde el Gobierno se desarrolle una estrategia que acompañe y fortalezca la posición e imagen de la cartera de Justicia y de todo el gabinete trabajando en equipo en esa misma línea. Dejar al compañero jugando solo y que ninguno más entre a solidificar esa tarea lo único que hace es conseguir que haya otro fugado más: la comunicación.

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Y sobre los tambores de juicio político, no retumbaron con suficiente fuerza porque la ANR se encuentra en un proceso de acercamiento y diálogo; de lo contrario, la historia sería muy distinta. Además, ya va siendo hora que desde el Gobierno tomen nota de esto y realicen un necesario reconocimiento público. Será sano para el proceso.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, y uno de sus hijos mimados como es la comunicación gubernamental se hacen y se construyen en equipo. De lo contrario, no se está haciendo política; son muchas otras cosas, pero no política.

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