• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

Mucho se habla hace tiempo, y en estos últimos días con mayor insistencia, de la “renegociación de Itaipú”, así se le dice, aunque en puridad sea la renegociación del Anexo C y no sé qué más. Pero digamos que el futuro del país ñandeko pasa solo por ahí. Que si ahí nuestro dream team negociador no le saca toda la represa, el Mato Grosso, el estado de Paraná y el equipo completo del Flamengo a los brasileños no solo serán unos vende patrias que no sirven luego para nada. A decir verdad, es sumamente importante que se ajusten ciertas inequidades en ese anexo, de modo de sacarle mayor utilidad a la hidroeléctrica, pero ni es lo único ni lo más importante a hacer de acá al 2023.

Ver las rutas principales del país como la Ruta 1, que sigue siendo un camino vecinal de cuarta con 10 mil pozos, mal señalizado, un solo carril, pasando por el medio del los pueblos y ciudades, tardando 6 horas para hacer 370 km entre las dos ciudades más importantes del país, cuando deberíamos hacerlo en 3 o 4 con suerte y viento a favor, con el correspondiente ahorro millonario de divisas en combustible, tiempo, contaminación y cuanto costo a usted se le ocurra, hace que nos pongamos a pensar en qué carajo piensan los que nos gobiernan, los que nos gobernaron y los que nos quieren gobernar. Seguir sufriendo ese maldito Acceso Sur, lleno de giros a la izquierda y semáforos, donde se circula a 40 km por hora si tenés suerte, donde salir de Asunción te lleva 1 o 2 horas, es simplemente una cretinada.

Pero tenemos más ejemplos, la tormentita que pasó dejó sin luz media región metropolitana, o más, por horas, porque la Ande se quedó en la época de Debernardi, porque la Ande festeja que ya podemos usar enterita nuestra energía de Yacyretá, pero en el fondo no podemos porque su red es de 1970. ¿Cómo se explica que teniendo el monopolio de la distribución de energía en un país no se le permita endeudarse a 50 años por los 1.000 o 2.000 millones de dólares que necesita para ponerse a la altura de los tiempos? Lo mismo con Essap, tenemos agua dulce para tirar al techo, pero los caños son de 1960 y las cloacas, bien gracias.

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El futuro del Paraguay no es Itaipú, es una partecita; el futuro es la inversión en infraestructura en un país con calificación crediticia óptima, con acceso a tasas sumamente competitivas, con reservas internacionales, con todo para invertir, dar trabajo y crecer en serio y no ser simplemente un videito en Whatsapp en el que se habla del “milagro paraguayo” porque se llena de torres de departamentos en Santa Teresa y la economía es estable. Crecer o morir debería ser el lema del escudo.

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