El gobierno de Mario Abdo Benítez y el Congreso Nacional tienen en frente el inicio de un nuevo año con muchos problemas políticos y económicos heredados del 2019 que deben ser atendidos con planes de corto y largo plazos según la urgencia del caso. Sin lugar a dudas, ambos poderes del Estado deberán tomar decisiones difíciles en un año eminentemente político y en un clima de mucho movimiento electoral debido a la realización de las elecciones municipales de noviembre.

El escenario nacional será complejo el próximo porque las organizaciones sociales, instituciones públicas y diversos sectores van a presionar por obtener mayores recursos para el cumplimiento de sus fines, por lo que el factor del manejo adecuado del Presupuesto General de la Nación (PGN) será clave para encontrar el camino del crecimiento sostenido en un nivel aceptable. La presión social podría ser un riesgo para la paz interna según cómo sean adoptadas las medidas y atendidos los reclamos.

En este aspecto, a fin de apaciguar las movilizaciones ciudadanas de las cuales algunos “agitadores” profesionales podrían aferrarse para pescar en río revuelto, las autoridades del Poder Ejecutivo y las fuerzas políticas representadas en el Congreso Nacional deben anticipar acciones correctivas en los campos de la educación, la salud y de la seguridad. Pero para tener una visión acertada, previamente deben hacer una lectura comprensiva de lo que está pasando en el país y la región misma. Si así no lo hacen, van a ser blancos directos del descontento social.

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Los partidos políticos tradicionales más grandes, como el Partido Colorado y el Partido Liberal Radical Auténtico, así como el Frente Guasu, el Partido Patria Querida (PPQ), el Partido Democrático Progresista (PDP) y el Partido Político Hagamos (PPH) –Cruzada y Unace ya no están en el Congreso–, tienen la gran oportunidad en el 2020 de reivindicarse. Deben dejar de lado las prácticas corruptas, evitar todo tipo de tráfico de influencias, frenar y denunciar los casos de licitaciones amañadas, impedir la influencia del dinero malhabido en las campañas políticas, entre tantos otros dilemas que tienen hastiados a todos los paraguayos.

Los enlaces políticos del Poder Ejecutivo y los referentes del Legislativo deben dialogar más y coordinar acciones para la toma de medidas acertadas. El vicepresidente Hugo Velázquez podría constituirse en una bisagra fundamental para un mejor relacionamiento con el Congreso Nacional. De hecho, este rol le está conferido por la Constitución Nacional, algo ineludible. Los desafíos no son pocos. La coyuntura económica y social serán difíciles, por lo que ambos poderes, de manera especial, deberán agudizar la inteligencia para la ejecución de planes y programas concretos de atención a los problemas sociales y de seguridad que azotan a la República.

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