Decía Humberto Eco que quien no lee en 70 años habrá vivido una sola vida ¡la propia! Y que quien lee habrá vivido 5.000 años porque la lectura es la inmortalidad hacia atrás. Esta semana nuestro país dio un salto olímpico (también para atrás) en cuanto a educación y políticas públicas. La plataforma “Recursos Virtuales para el Aprendizaje” (REVA) que tenía 16.000 volúmenes de libros a disposición de toda la ciudadanía y que dependía del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) simplemente dejó de existir. Hoy al ingresar al portal aparece un comunicado del Conacyt que señala que la plataforma ya no está disponible porque el programa Pro Ciencia llegó a su fin y, por ende, se les acabó el financiamiento.

Desde que Internet democratizó el acceso a la sociedad del conocimiento, las bibliotecas virtuales han sido un avance muy importante en la reducción de la brecha que existe entre la educación pública y privada en todos los países, e inclusive en el nuestro. Con la masificación de los celulares inteligentes estas bibliotecas están a disposición de niños y adolescentes las 24 horas del día.

Pero el uso de estas herramientas para reducir la brecha entre escuelas públicas y privadas solo es posible con docentes preparados para sacarles provecho. En tal sentido el anuncio de la suspensión de la plataforma REVA es el reconocimiento de la total desconexión de la educación pública paraguaya de programas que se generan en el propio sector público, y también la asunción del fracaso de una política pública específica dirigida a universalizar el acceso a las bibliotecas desde una herramienta de uso común para adolescentes como los smartphones.

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REVA estuvo en funcionamiento solo dos años.

En otro orden de cosas, la semana pasada el Ministerio de Hacienda suspendió el pago de la pensión que venían cobrando regularmente más de 120 herederas de militares, amparadas en su condición de “hijas solteras”, que para el Estatuto Militar que data de 1980 y fue modificado en 1997, es una condición que da lugar al derecho a recibir una pensión, incluso de por vida, si la hija de un militar fallecido sencillamente decide no casarse y alegar a su vez falta de medios propios de subsistencia.

En la nómina difundida por Hacienda aparecen funcionarias de diversas reparticiones de la administración estatal. Uno de los casos más notables es el de una funcionaria diplomática que con un salario de 73 millones de guaraníes, cobraba también una pensión de heredera por su condición de soltera y, claro está, alegando una supuesta falta de medios de subsistencia.

La detección de las irregularidades fue posible mediante un control de parte de Hacienda. Sin embargo, en los últimos 30 años nadie en el sector público se atrevió a cuestionar la razonabilidad de que el Estado paraguayo le pague una pensión ad infinitum a una mujer por el hecho de mantenerse soltera, como si esto no fuera el año 2019 y como si las mujeres continuaran necesitando del matrimonio para procurarse medios de subsistencia.

Las asimetrías en el diseño de nuestras instituciones y de nuestras políticas públicas a veces resultan muy dolorosas. Si no, que lo cuenten los chicos a los que los administradores de la cosa pública les privan del derecho a acceder a una biblioteca virtual, mientras no se atreven a cuestionar leyes arcaicas y perniciosas como la que le concede el derecho a cobrar pensión a mujeres que decidieron sencillamente no casarse.

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