Miles de toneladas de basura, vicios y costumbres de una sociedad “creyente” y con ganas de un país mejor fueron llevados como ofrenda a la patrona del Paraguay, que antagonismo ¿verdad? Todos queremos un país mejor, recitamos poemas de reclamos a nuestros gobernantes y nosotros ¿qué hacemos para que esto cambie? ¡Absolutamente nada! Tiramos más basura de lo que ellos nos tiran a diario.

Lo que vimos este fin de semana en Caacupé nos llama a una profunda reflexión como sociedad, ¿qué costumbres estamos dejando a las futuras generaciones?, la costumbre de ser puercos, de no tener el mínimo respeto al medio ambiente y la salud comunitaria. Esto demuestra claramente cómo ha fallado la educación primero de la casa y luego en las instituciones educativas. Todos toman como un tema menor e inclusive lo relatan como anécdota sobre la cantidad de basura y cuantas cuadrillas de distintas ciudades tuvieron que ir a limpiar todo el basural que fueron a regalar a la Virgen de Caacupé, ahora bien, ¿dónde va a parar toda esa basura? ¡Claro Nosotros tenemos plantas de tratamiento de basuras, donde grandes máquinas reciclan y convierten nuevamente esa basura en algo útil! Pareciera que tanta corrupción nos anestesió completamente.

La imagen de gente paseando entre basura y niños jugando con ella sin atinar a recoger un papel y depositarlo en un basurero es lo que desespera y duele, es el reflejo del porqué hay tanta desigualdad social sin reclamos, donde una justicia nada ciega sino más bien dirigida mantenga a una decena de legisladores imputados, algunos presos VIP sigan usurpando los recursos del Estado ante pueblo anestesiado por la indiferencia.

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La costumbre y hábito de la limpieza se aprende en la casa, siempre decía a mis funcionarios la cara del hospital es la limpieza, los baños limpios y sobre todo la educación de nuestros pacientes sobre la limpieza, pero debemos exigir si nosotros cumplimos primero.

Hasta hoy día vemos escuelas sucias con baños inmundos. No se imaginan el valor que le agregaríamos si los propios niños limpian sus ambientes y lo mantienen limpio, que aprendan el valor de la limpieza, llevarían lo aprendido automáticamente a sus hogares. ¡Pero no! Aquí el que hace limpieza es el castigado o el que se portó mal, entonces crecen con la mentalidad de que limpiar o recoger basura es para los que se portan mal. Urgente debemos modificar esto y aplicar en escuelas y colegios el hábito de la limpieza.

Apostemos a nuestros niños y jóvenes para el cambio, inculquemos el valor de la limpieza, así ellos podrán limpiar el país de impresentables que nos mantienen en la basura de la corrupción todo el tiempo.

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