- Por Óscar Tuma
- Político
La Cámara de Senadores puso punto final al comportamiento vergonzoso de Paraguayo Cubas, ejemplo de lo que no se debe hacer y de la nefasta pasión de exhibir el “mando”, dando lugar al nacimiento de una execrable especie de “autoridad delincuente”.
Cuando el ex senador Cubas (Payo) comenzó con su actitud, muchas veces circense e injuriante, cuando tiraba agua, gritaba, se disfrazaba, etc., fue aplaudido por sus seguidores y por algunos comunicadores de prensa (que hoy quieren entrar bajo tierra), quienes no se dieron cuenta de que estaban alentando a crear un personaje que actuaba como si él fuera la ley tipo “sheriff”, lo que hizo que fuera un problema para la Cámara de Senadores, que por fin solucionó, por más que muchos de los que lo removieron no tengan autoridad moral para hacerlo.
Hoy, esos comunicadores que aplaudían el accionar de “Payo” Cubas son sus principales críticos porque entendieron que arrojarle agua a la cara a una persona lesiona su dignidad; que tratarle de ladrón a una persona constituye calumnia, que agredir a un oficial del orden público y romper una patrullera que es de propiedad de todos los paraguayos es un delito y, además, por fin entendieron que todo lo que hacía era con la única intención de que su accionar se propague por los medios de comunicación y sacar partido de ello.
Si no se ponía punto final a la novela de “Payo”, este iba a seguir haciendo lo que quería, desatino que se inició cuando en la Cámara de Senadores le perdonaron muchas inconductas impropias del cargo que ostentaba, y peor aún, nadie iba a poder impedir que los otros senadores lo imiten el día de mañana por el principio de igualdad ante la ley.
Hasta hace pocos días, la suerte le acompañaba a Cubas porque ninguna persona ofendida le querelló ni demandó la reparación del daño sufrido –probablemente porque dudaban de la imparcialidad de nuestra Justicia– o porque la Cámara de Senadores tampoco hacia nada contra uno de sus miembros que estaba cometiendo delitos. Por eso, el ex senador seguía perpetrando delitos pensando que con su accionar iba camino a convertirse en el “justiciero” paraguayo.
Los fueros que tenia el ex senador Paraguayo Cubas no le facultaban a “hacer justicia por mano propia” porque no era juez; no le autorizaban a agredir cobardemente a un agente del orden; y eso nunca entendió, y sus pares no lograron tampoco hacerle entender que se encontraba por el camino equivocado, por lo tanto, si no lo destituían iban a ser cómplices y, a la vez, culpables si el día de mañana uno de los humillados reaccionaba como lo haría cualquier persona ante una agresión.
Paraguayo Cubas no se dio cuenta de lo errada de su actitud, no dimensionó el daño institucional que estaba ocasionado, así como tampoco nunca se dio cuenta de que con su actitud lastimaba la dignidad de las personas que cumplían funciones, hasta desconociendo que esa persona humillada tiene esposa e hijos. Por ese solo hecho, el “ex senador” no podía permanecer un minuto más en dicha cámara de representantes, que al parecer se regia por su capricho, en contra de la justicia, la razón o la ley.
Es cierto que existe mucho que cambiar, que nadamos en corrupción y que muchos actores políticos dan lástima, pero esto no lo vamos a cambiar con la violencia. Por el contrario, vamos a generar anarquía y no soluciones para todos los males que atraviesa el país, que hoy nos pide pongamos el hombro para llevar adelante nuestro querido Paraguay.
Coincido con los que piensan que era deplorable e insostenible la actitud de “Payo” Cubas y que nuestros representantes debían de poner punto final a los bochornosos espectáculos hace mucho tiempo porque no se podía seguir permitiendo que sigan los atropellos contra la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la justicia, y mucho menos permitir instar a volver a la dictadura o al fusilamiento invocando el Artículo 138 de la Constitución Nacional o al genocidio, cuando ningún ciudadano y mucho menos un senador de la Nación puede seriamente hacerlo.
Los senadores de la República del Paraguay con sus luces y sombras pusieron freno a la inconducta del ahora ex senador Cubas y si no lo hacían íbamos a lamentar más temprano que tarde una desgracia porque ya eran pocos los que estaban dispuestos a permitir ser agredidos por el ex senador y quedarse con los brazos cruzados.