“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

Nunca hay que decir “nunca”, dicen, porque lo “nunca” puede volver. Y si es en economía, más cuidado debe tenerse. Pero viendo siempre el vaso medio lleno y nunca medio vacío, con actitud positiva –marca la diferencia entre una buena y mala vida– estoy seguro de no equivocarme al analizar y opinar categóricamente que lo peor ya pasó en nuestro escenario económico, se contuvo la caída o recesión y desde julio pasado, después de siete meses negativos, vuelve a subir el movimiento económico en la producción y la tendencia o el rumbo tiende a ser positivo.

El Indicador Mensual de la Actividad Económica del Paraguay (IMAEP), del Banco Central del Paraguay, que mide la marcha económica, subió 6,2% en setiembre con respecto a igual mes del año pasado. Es lo que técnicamente se llama “variación interanual o en 12 meses”. En julio y agosto las subas fueron de 0,7% y 1,2%, respectivamente.

Recordando y remarcando que todo había sido negativo desde diciembre del 2018: siete meses de bajones, con el resultado de una dura como dolorosa recesión o caída económica de -2,6% en el primer semestre 2019 versus igual período 2019. Pasó lo peor, categóricamente, sin triunfalismos, ni espejismos ni falsas expectativas. Ojo: en el año y en 12 meses móviles el ritmo económico se mantiene negativo en -1,3% y -0,8%, respectivamente.

Dejar de caer en la producción, frenar su hundimiento y volver a mover positivamente la estantería no es poca cosa. Para nada. Pero cuidado, hay que sostener el ritmo de reanimación haciendo bien los deberes y dándole más fuerza al nuevo dinamismo económico. Esto básicamente implica: 1) La continuidad de la buena marcha de la siembra de la soja en calidad y rendimiento, apuntando a una cosecha exitosa en el 2020; 2) No desacelerar el ritmo de las obras públicas, buscando más participación privada directa y menor endeudamiento estatal; 3) Las menores tasas de interés de la Reserva Federal en los Estados Unidos nos convienen de cara a la próxima emisión de bonos soberanos; 4) Lentamente, pero con seguridad, Brasil mejora, termina mejor el 2019 con un crecimiento de 1% y se proyecta otro de 2,2% para el 2020, que sería lo mejor desde el 2013 (3%), de concretarse; 5) En Argentina continuará la crisis-recesión (-2,9% este año y -2% el próximo), pero quizás menos traumática, siempre y cuando el kirchnerismo no cometa los horrores económicos de “su” pasado, que terminaron en la bomba que finalmente le explotó a Mauricio Macri y que aún tienen bastante para explosionar; 6) Lo más difícil: que nuestra gente vuelva a creer que un futuro mejor en cantidad y calidad de vida es posible, no de la noche a la mañana, ni fácilmente. Para ello debe recuperar –si alguna vez la tuvo– su confianza en el Gobierno. Nada imposible, pero muy difícil; y 7) Si se cocina mal el presupuesto fiscal 2020, con una expansión grosera del gasto, el déficit podría debilitar mucho el favorable escenario hasta aquí dibujado de retorno del crecimiento. Pasó lo peor. La economía está mejor. Aún no está realmente bien. Para la gente hay todavía un largo camino por recorrer para que acaricie lo bueno.

Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD


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