El ingenio y la creatividad son dos virtudes que nos caracterizan a los paraguayos desde el origen mismo de nuestro pueblo. Los humildes y honestos ciudadanos, que son millones, son optimistas siempre y encaran su vida cotidiana con la famosa frase de “yo ko sé todo” (lo sé todo). Con una pinza en la mano derecha y un alambre dulce en la otra, o viceversa, creen que tiene la solución para cada uno de los problemas de la casa o de su vehículo.

Eso, por analogía, está pasando con nuestros políticos en función de gestión gubernativa (Ejecutivo y Legislativo), porque con mucho optimismo están endeudando al Paraguay de una manera totalmente irresponsable en la creencia de que ese ingenio podrá salvar más adelante al país cuando entremos en una grave recesión económica como en la Argentina y debamos buscar soluciones. Ningún mago podrá salvar al país cuando ocurra eso.

Ya nos estamos pasando la raya. La clase política tiene su alto grado de responsabilidad, pero también la ciudadanía toda debe poner su grano de arena y hacer un gran cambio. Todo lo que ocurre en el país, desde la acumulación de basuras y residuos varios en el lecho de nuestros ríos y arroyos, hasta la aprobación del presupuesto estatal anual con su lamentable ejecución del gasto público, se improvisa.

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En Paraguay poco o nada existe de planificación. Ni qué decir cuando tenemos que proyectar al país de acá a 30 o 50 años como hacen las grandes potencias. Improvisan los políticos con contratos multimillonarios a parientes y amigos en la administración pública, improvisan los funcionarios públicos con pésimos servicios, improvisan las intendencias con lamentables ejecuciones de royalties y fondos del Fonacide, improvisan también muchas gobernaciones con pésimas gestiones en dotar del vaso de leche y merienda escolar a los niños de escuelas del sector público, etc., etc.

Pero todo eso no es ya solamente improvisación, sino que se trata de una reverenda irresponsabilidad. A esta altura de la vida ya no se puede alegar ignorancia para nada de lo que hacemos. Están ocurriendo arbitrariedades y barbaridades a sabiendas de que las cosas están mal hechas. Un ejemplo típico de irresponsabilidad es el caso de las miles de toneladas de basura que han sido extraídas del lecho de nuestros ríos mediante una bajante que no se da hace 50 años. Solo eso es una muestra de lo que estamos haciendo mal, y que impacta superlativamente a nivel ambiental en Paraguay. Y aquí no solamente improvisa el Gobierno, improvisan también las intendencias con pobres sistemas de control y de recolección de residuos; improvisamos también nosotros como ciudadanos por no recolectar adecuadamente y depositar los desperdicios como corresponde en los lugares estipulados para eso. El impacto ecológico que estamos causando gravísimo.

Al otro extremo, en el otro ejemplo de improvisación, la clase política nos está forzando los límites de la tolerancia y está llevado al Paraguay al borde del colapso financiero. En vez de tratar de mejorar el gasto de la poca plata que ingresa al año al país, están haciendo exactamente lo contrario. Lo que hacen con el Presupuesto General de la Nación es una masacre. La intención de elevar este año el déficit fiscal al 3% es una gran irresponsabilidad. Las futuras generaciones van a tener que cargar con las cuentas de los empréstitos hipotecando así una mejor educación, salud y bienestar para todo el pueblo paraguayo.

En un ambiente de tanta corrupción no hay ninguna garantía de que los recursos solicitados por el Gobierno vayan a invertirse correctamente y solamente en obras públicas. Si esos recursos (bonos soberanos, por poner un ejemplo) van a usarse otra vez para gastos rígidos (salarios), entonces no cierra la ecuación. En un muy buen momento el FMI lanzó su advertencia de que Paraguay ha deteriorado su calidad del gasto público y que tendrá que hacer ajustes severos para el 2020.

De manera totalmente irresponsable, muchos legisladores están llevando y forzando la aprobación cada año de un presupuesto que se puede volver incontrolable. Esto no tiene nombre. Fijémonos nomás lo que está ocurriendo justamente en Chile, Perú y Argentina por malos manejos económicos y demandas sociales insatisfechas. En Paraguay hay demasiadas necesidades de hace muchísimo tiempo. Estos sectores están súper alertas.

Hay insatisfacción en el sector docente, en el sector de la salud, de la educación (que ya se movilizan), en el área rural que reclaman tierras, en los asentamientos, etc. Si sumamos todos los sectores insatisfechos, es una bomba de tiempo que en algún momento podría explotar. Basta con que algún imprudente en especial encienda la mecha y la provoque. No la aliento, ni quiero que pase lo de Bolivia y Chile, pero estamos al borde de un estallido. La clase política debe tener una lectura correcta y saber que la gente está al límite de la tolerancia. La corrupción, el prebendarismo y la impunidad son los cánceres que debemos tratar de extirpar con mucho ingenio, como cuando creemos que todo se soluciona con una pinza y un alambre.

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