El conocimiento de uno mismo es determinante para aprender a convivir con los demás. Albert Camus, en el libro “El mito de Sísifo”, escribió: “Sé lo que quiere el hombre, sé lo que quiere el mundo y ahora puedo decir que sé también lo que los une. Una sola certidumbre basta para quien busca. Se trata solamente de sacar de ella todas las consecuencias”.

Es magistral la obra del maestro Camus, al leerla surgen constantemente interrogantes, reflexiones, dudas y permanentes revisiones de lo leído. En ese andar de la lectura es posible que se entable con el escritor una serie de diálogos imaginarios, cuyas derivaciones tienen notables efectos en el lector, partiendo de la base que el verbo leer indica la acción que genera felicidad. De manera que, ante la cita inicial, nacen las preguntas que pueden ser individualizadas y respondidas en forma personal; aunque sería valioso construir espacios para abordar el tema desde un punto de vista colectivo.

El camino de la identificación de lo que se quiere y de lo que quiere el mundo exige aceptación de las limitaciones de los sistemas sensoriales que permiten percibir los entornos y comprensión de las diversidades culturales que habitan en el planeta, además de honestidad en la apreciación de lo que sucede para acercarse a lo que podría considerarse una verdad. Al respecto Camus dijo: “Buscar lo que es verdadero no es buscar lo que es deseable”. Y también sentenció: “Existe un hecho evidente que parece enteramente moral: un hombre es siempre presa de sus verdades. Una vez que las reconoce, no puede apartarse de ellas. Un hombre que adquiere conciencia de lo absurdo queda ligado a ello para siempre”. El dramaturgo es contundente. Una cosa es buscar lo que es verdadero y otra cosa es buscar lo que es deseable. ¿Qué matriz de búsqueda impera hoy en el tejido social?

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Albert Camus (1913-1960) interpela a la existencia humana, busca explicaciones, recurre a otros, como por ejemplo a Chestov, a Husserl o a Kierkegaard; se cuestiona y crea pensamientos que activan el análisis tanto de mujeres como de hombres que se involucran con sus escritos. Dando lugar al ejercicio del pensar, a la práctica de la libertad y al aprendizaje de conocerse y conocer a la humanidad.

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