“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

• Por Pablo Alfredo Herken Krauer
• Analista de la economía
• Email: pherken@gmail.com

Necesitamos con urgencia darle velocidad de fórmula uno a la ejecución de las obras públicas y sumar más y más para darle empuje y fuerza al ahora ya principio indiscutible de mayor movimiento económico que permitirá cerrar el muy difícil 2019 con un mejor final, punto de partida indispensable para volver a crecer en el 2020.

Ni el mayor movimiento económico actual ni la posibilidad real de la reanudación del crecimiento económico el próximo año cambiarán en mucho el “mal estado” de la gente, en general, y su “mal humor”, en particular. Pero, lo peor ya pasó, y más tarde que temprano, la brisa de la mejoría aliviará lo que ha venido siendo un verdadero infierno económico y social. Asumiendo siempre, que el Gobierno no vuelva a cometer los graves errores desde que se lograra la victoria electoral en abril del 2018, durmiéndose casi 10 meses, algo horrible como irresponsable.

Y para golpear fuertemente el movimiento económico, en el buen sentido del término, la ejecución de las obras públicas debe pasar del trote a la carrera, con constante mayor velocidad, sumando otras obras públicas en el campo de la inversión. Es lo que explica el objetivo del Gobierno de subir el tope del déficit fiscal (también conocido como “endeudamiento neto”) o agujero entre ingresos y gastos del -1,5% del Producto Interno Bruto (PIB) –según lo establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal 2013 (LRF)– al 3%, cambio que está siendo estudiado en el Parlamento. Benigno López pide tal nuevo tope pero proyecta que llegaría al cerrarse el 2019 en el -2,5% del PIB.

Veamos los números: 1) El año pasado el déficit fiscal fue del -1,3% o 525 millones de dólares; 2) De mantenerse el tope del -1,5% dicho resultado en rojo sumaría 581 millones de dólares; 3) Si las proyecciones de Hacienda son correctas y sólo se alcanza el -2,5% de agujero el monto sería de 968 millones de dólares; 4) En el peor de los escenarios con el -3% de déficit tendríamos un saldo negativo de 1.162 millones de dólares; 5) Cuidado: Pasar de 525 a 968 millones de dólares significa un aumento del 84% en el déficit fiscal (endeudamiento neto), en un año; 6) Por la misma ley todo endeudamiento sólo puede destinarse a obras públicas y repago de deudas viejas. No existe posibilidad alguna de endeudarnos para pagar salarios.

Nunca se hizo. Pero la ignorancia de los Parlamentarios es infinita; 7) No me opongo a acelerar las obras públicas, pero tampoco apoyo “tirar la casa por la venta” para un calentamiento forzado como artificial de la economía, insostenible en el tiempo, y todo para la “tercera reconstrucción” ambicionada en su soledad por Marito con su terrible sangre estronista; y 8) El recaudar 300 millones de dólares menos de lo presupuestado para este año claro que compromete el programa de inversión en obras públicas, pero justamente en razón de ello es una estupidez rayana en la traición, ante la apremiante escasez de recursos para la gente, endeudarse para construir el puente Chaco-í/Asunción por alrededor de 180 millones de dólares.

Que muy bien lo pueden construir inversionistas privados con la tremenda revalorización de sus propiedades al otro lado del río Paraguay y sus fantásticos proyectos de urbanización del Manhattan Asunción. Hay que tercerizar dicha obra bajo el sistema de concesión y cobro de peaje. No es una obra que se vaya a ejecutar ahora, en lo que queda de este año. Pero qué pésima señal brindo hoy al correr el riesgo de subir el tope del déficit fiscal con el compromiso de volver a la normalidad del año próximo si despilfarro recursos escasos para el bolsillo de los ricos.

En economía no hay almuerzo gratis, así que flexibilizar la ley de responsabilidad fiscal puede salir bien como puede salir mal. La condición para salir bien es: más deuda y obras hoy, pero, inmediatamente, más ahorro y menos deuda en las obras mañana. No es de paraguayos, así que cuidado. La responsabilidad o la irresponsabilidad en este caso es propiedad exclusiva del Gobierno actual. Dios no es paraguayo. Duele decirlo pero hay que decirlo. DDPHQD