• Por Benjamín Livieres
  • Director periodístico de Multimedia

Pedro Juan Caballero y Coronel Oviedo fueron recientemente escenarios del accionar represivo de las fuerzas policiales que, con inusitada violencia, procedieron al despeje de las rutas ocupadas por manifestantes, arrojando como saldo una buena cantidad de heridos y 25 detenidos, imputados por “coacción grave” y “perturbación de la paz pública”. De esta manera hizo su debut en el cargo el nuevo ministro del Interior, Euclides Acevedo, cuya política de “mano dura” con los sectores más humildes, de mantenerse, provocará un salto preocupante de la conflictividad social en el país y, con ello, de la inestabilidad política.

El tema es controversial. Desde el punto de vista jurídico, el libre tránsito es una garantía constitucional que no ha estado vigente por mucho tiempo, por lo cual la represión a quienes la estaban vulnerando en las citadas ciudades recibió no pocos aplausos. Sin embargo, limitar el análisis al aspecto estrictamente legal sería simplista, superficial y, en consecuencia, completamente errado.

La experiencia demuestra que los reclamos sociales que se formulan por los cauces institucionales no prosperan. Así de simple. Los trámites impulsados por comisiones vecinales creadas a los fines de obtener tierras duermen el sueño de los justos en el escritorio de algún funcionario del Indert. Y es que en dicha repartición tienen otras prioridades, opuestas a las que le asigna la ley, como el “apriete” y la “coima” para adjudicar o revocar adjudicaciones, que puede llegar hasta al despojo de quienes ya fueron adjudicados, pero no se prestan al chantaje.

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Algo similar ocurre en el Indi, cuya ex titular, Ana María Allen, destituida hace una semana, estaba sepultada bajo una montaña de denuncias, jamás atendió los reclamos indígenas y solo conocía a estos por fotos.

Si nos basamos en la experiencia de estos dos sectores, por citar algunos ejemplos, encontraremos que las reivindicaciones logradas por ellos siempre fueron obtenidas por medio de acciones “extrainstitucionales”, léase ocupaciones de tierra, bloqueos de ruta o de puentes, cuando los interminables trámites burocráticos y los “buenos modales”, comprobadamente, no produjeron ningún resultado.

Por supuesto que en todo movimiento siempre hay “avivados” que lucran con las necesidades de la gente, como también los que solo buscan sacar réditos políticos, pero eso no niega lo antedicho ni por un solo instante, es decir, la existencia de graves problemas sociales, potenciados por la crisis económica en curso, que muchos pretenden ocultar resaltando aquello que a tanto molesta, como tener que aguardar en medio de la nada que se levante un cierre de ruta.

Euclides y Marito se equivocan, pues, al apelar al “garrote” como estrategia central para contener las demandas de los que tienen el agua al nivel de las narices. Si esta será la única “respuesta” al justificado mal humor de un vasto sector de la población, solo cosecharán fracasos, avizorándose en el horizonte un ambiente de mayor crispación e inestabilidad política, además de un claro retroceso de neto corte autoritario.

El objetivo tal vez sea “demostrar autoridad”, que no tienen, e “imponer orden”, pero ni lo uno ni lo otro se logra por medio de la represión, sino de planes concretos para hacer frente a los padecimientos que sufre nuestro pueblo, a la desesperanza de los labriegos que no reciben atención, a la debacle de la salud y la educación públicas, a la pérdida del poder adquisitivo de los sueldos y de puestos de trabajo por efecto de la recesión, que para colmo se combinan con una administración pública que destila por todos sus poros el nauseabundo tufo de la corrupción, involucrando a influyentes personajes del entorno palaciego.

Hechos como los acaecidos en Pedro Juan y Oviedo son de los que debe huir este gobierno, que no está en condiciones de soportar un chubasco, no digamos ya una larga tormenta.

Por lo pronto, la Federación Nacional Campesina, uno de los “pesos pesados” de las organizaciones sociales, ya aceptó el desafío y convocó para el próximo 28 a movilizaciones en distintos puntos del territorio “con bloqueo de rutas”. Después seguramente harán lo mismo la Coordinadora Nacional Intersectorial, los estudiantes y otros, y otros…

¿Es este el camino por el que, en verdad, quiere transitar Euclides, quien no pasa de la categoría de “peso gallo” al igual que su jefe Mario Abdo? Sería un gravísimo error, que el país no se merece. Cualquier observador medianamente razonable les aconsejaría que lo desanden, cuanto antes.

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