El crecimiento y expansión de la banca digital en nuestro país ha observado un ritmo vertiginoso y sin pausas, pues definitivamente está llamada a convertirse el modelo de banca del siglo XXI.

Hoy día a través de su PC o smartphone puede acceder sin inconvenientes a las páginas web de los bancos que operan en nuestro sistema financiero, en donde cada uno se esmera al máximo para poder ofrecer a su clientela una plataforma de productos y servicios crediticios y no crediticios, que les permitan realizar diversos tipos de transacciones desde su hogar u oficina.

Salvo los depósitos en cuenta corriente o caja de ahorros ya no es necesario estar presente para la concreción de transacciones que hasta hace solo algunos años o sí o sí uno debía hacerlo con su presencia física en estas instituciones, si bien también a través del sistema SIPAP se cuenta con la ventaja de poder hacer transferencias electrónicas de una cuenta a otra (personal o de terceros).

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Todo forma parte del progreso y de la convicción de los directivos de las mismas de que si no superaban el modelo antiguo de banca tradicional podían quedar rezagados en un mercado estrecho como el nuestro, pero cada vez más competitivo, lo cual se torna aún mucho más apasionante, pues la institución que sepa llegar a sus clientes a través de la banca digital con la mayor variedad de productos y servicios siempre tendrá mayores chances de mantenerse a la vanguardia o en los primeros lugares.

No resta otra alternativa más que el reinventarse cada día y estar pensando casi permanentemente que es lo que realmente podrían precisar nuestros clientes para hacerlos su vida de negocios mucho más placentera y que pueda disponer de ese precioso tiempo que antes les insumía tener que llegarse hasta el banco para “cranear” sus propios planes estratégicos en función al segmento de negocios explotado por cada uno.

Lo bueno de esto es que se viene ampliando/diversificando la inclusión financiera a los diferentes rubros de negocios y tamaños de la estructura organizacional de las empresas, teniendo hoy por hoy cabida los microempresarios y las pymes constituidos en importantes actores del crecimiento y expansión cualitativa y cuantitativa de nuestro desarrollo económico.

La banca digital tiene un sinnúmero de ventajas para los clientes, hay productos y servicios como el de concesión de créditos, que todavía para que puedan tener el éxito esperado deberán seguir siendo manejados en forma personalizada por los oficiales de negocios, pues un análisis y evaluación crediticia llevada en forma bien profesional no puede hacérselo de “mero gabinete”, o por vía electrónica, pues se sabe que nada sustituye a una visita a las oficinas o plantas industriales de las empresas y el contacto cara a cara con los principales directivos a fin de determinar y discernir claramente la posición actual de las empresas y su potencial trend de evolución dentro del período de vida de los préstamos que les permitan contar con la suficiente capacidad de repago tanto del capital como de los intereses que se vayan devengando a sus vencimientos y sobre todo tener la posibilidad de poder diseñar una asistencia crediticia que realmente “haga click” con los propósitos primarios de cada uno porque tiene una importancia vital.

La potenciación cada vez mayor de la banca digital es positivo, pues todos los bancos cada vez ofrecen a sus clientes un abanico de productos y servicios lo más variado posible que se puedan adecuar a los diversos requerimientos que se puedan dar en la vida práctica de los mismos (personas físicas o empresas).

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