• POR EDUARDO “PIPÓ” DIOS
  • Columnista

Lo que nos recuerda el interminable Julio Iglesias, con su interminable voz, es que solemos repetir errores dos y más veces.

Siempre repito que el error principal es votar a los candidatos “anti”, el que propone “el cambio”, sin saber el cambio “por qué”, sino solamente el cambio “de qué”.

Votamos por enojo, por cansancio, por hartazgo o porque “parece más honesto” o “creo que nunca robó”... (todavía).

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

El famoso “votar proyectos” no existe en Paraguay, ni existe en gran parte del mundo, sobre todo del tercero. Votamos por una cara conocida y que nos genera una suerte de confianza o simpatía, o contra el que nos cagó o al menos creemos que nos cagó.

Así votamos, bueno yo no, pero muchos de ustedes votaron a Lugo porque era para “terminar con 4.500 años de coloradismo blablablá...”. Era darle la oportunidad a los opositores eternos de hace décadas, en fin. Como idea no es mala, pero habría que mirar, no solo, lo que NO votamos, sino a quienes SÍ votamos y, sobre todo, para qué les damos el poder.

Una banda de rejuntados, con 87 ideologías, planes, proyectos, ambiciones desmedidas y visiones del mundo diferentes difícilmente pueda hacer algo bien. Es la famosa bolsa de gatos. Se juntan para llegar y después “mamita querida” cuando llegan.

Y volvimos a lo mismo con Mario Ferreiro, la famosa “alternancia” que gua’u cura todo y nos da felicidad. Esa felicidad que dura hasta el primer mes de mandato del “alternante” y después empezamos las puteadas. Y ahí hacemos esos análisis que deberíamos haber hecho antes de meter el maldito voto por él en la urna... “che, pero este cura... ¿administró algo alguna vez?, ¿qué tal es su vida privada?, ¿no será que es un poco “desordenadito”?, parece medio haragán... o “buen tipo Mario, buen DJ, siempre me gustaron sus chistes en la tele, pero... ¿qué tal pio para manejar una intendencia con 18 partidos y aliados diferentes?, ¿será pio?”. No, eso es lo que jamás nos preguntamos.

Ahí es donde nos convencemos con que “es honesto, viste que nunca luego administró nada entonces no robó, además es cura, además le van a manejar luego los liberales, así que no importa que esté rodeado de zurditos porque los liberales le van a marcar la cancha... ¿los hijos? Nooo, eso es mentira de los colorados, bueno, por lo menos trolo no es...” y cosas así, que no me va a negar que les pasaron por esas cabecitas ocurrentes.

Con Marito es más o menos lo mismo. “Santi es buen economista, manejó el BCP y el Ministerio de Hacienda súper bien, jamás robó... pero viste que le va a manejar Cartes... y Cartes pues ya gobernó luego y dice Abc que la enmienda está mal, y Óscar y Menchi dicen que es malo... y mejor nomás Marito que, creo, no robó y si robó nio no robó taaaaanto, y sí, cierto que está rodeado de malandros, pero seguro que les va a controlar porque... porque... al final nio....” y ahí se cambia de tema y a otra cosa.

Y después viene el análisis, que “cualquiera luego es mejor que Efraín y Leo, que encima es vegano y comunista y tiene barba y...” y ahí lo tenemos a Marito.... tan inútil, bandido, inoperante y rodeado de sátrapas que da vergüenza ajena.

O sea Lugo, Mario y Marito son los tres el mismo producto, el “anti”, nos tropezamos y nos tropezamos con los “antis” sin pensar, que lo que tenemos no es lo ideal, pero que es muchas veces, y más en política, es mejor malo conocido que bueno por conocer.

Los cambios cada 5 años generan caos, gastos innecesarios y creo que hoy en día una inmensa mayoría desearía que hubiera seguido Cartes 5 años más. Pero hasta que no aprendamos a pensar por nosotros mismos y no consumir la información masticada, digerida y manipulada por algunos grupos económicos seguiremos tropezando.

Dejanos tu comentario