“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

La recesión (caída económica) se adueñó del primer semestre del 2019 (“primeros seis meses”) con un derrumbe del -2,5% según información oficial del propio Banco Central del Paraguay (BCP), bien en línea con su responsabilidad institucional de no “ocultar” ni maquillar ninguna información, según su estricto cronograma de divulgación como corresponde para seguir compitiendo en el destacado grupo de los cuatros mejores bancos centrales (Chile, Perú y Uruguay).

Digno de mencionarlo, en un país donde la politiquería está en su peor momento, relegando a la producción a la sombra de la más grotesca desconsideración, con el liderazgo sin cabeza, pies y manos del peor presidente de la República en 30 años de libertad, después de Raúl Cubas Grau y Luis González Macchi. Quienes lo votaron y empujaron a subir tienen asegurados una maldición “hasta la quinta generación” y manchados sus nombres aquellos de buen pasado democrático que se prostituyeron egoístamente, por sacarle mejor futuro al país y más comida a la gente. Caímos -2,5% medida la actividad económica nacional en el Producto Interno Bruto (PIB).

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La caída económica del -2,5% en el primer semestre del 2019 es con respecto a igual período del 2018, cuando la economía paraguaya creció ¡6,1%! No es macana la diferencia que en realidad es de rumbo o tendencia. La gente mejora y mucho cuando crecemos ¡6,1%! Y empeora y mucho cuando caemos ¡-2,5%! Dos realidades, dos estómagos, dos vidas. De ahí el Hendy la calle, no hay plata, no circula el dinero, no se vende. Y prácticamente en todos los sectores económicos los números están en rojo: Agricultura -11,6%, Industria -3,9% y Construcción -7,7%, entre los principales.

Hay que girar la vista al 2009 para encontrar un primer semestre económico casi igual de horrible, con una caída entonces del -2,7%, que finalmente cerró todo el año con una recesión del -0,3%, gracias a una importante recuperación en el tramo final, bajo la conducción de Dionisio Borda como ministro de Hacienda y Fernando Lugo como Presidente. Había Gobierno, se gobernaba.

En las economías de un país hay fuerzas económicas para renacer la economía. La privada es fundamental, con un “pero” en escenarios malos: Importan y mucho las políticas, acciones y señales (mensajes) que tome el Gobierno para estimular, mover, empujar a los empresarios, productores y comerciantes a levantar la cabeza, respirar el oxígeno de la confianza, volver a confiar y asumir los riesgos con firmeza: De esta ¡Salimos! ¡Salimos! Claro está, la gente también tiene que volver a “consumir” perdiendo la incertidumbre, la inseguridad, el miedo, lo que requiere volver a gastar, volver a ganar. Nada de la noche a la mañana.

Pero el caminar pasa a correr cuando el pesimismo va debilitándose. Nos enseñaron en economía que la velocidad de la salida es más alta cuando mejor es el conductor político en un país. ¿Salimos? Creo honestamente que sí, porque “el pesimismo no es una opción”, y porque soy creyente, aunque nada será fácil y nos llevará mucho tiempo sentirnos mejor. Pero ¿a pasos de tortuga? Si miro la calidad de conductor de Marito lloro por mi gente que sufre. Nos mata el mejor futuro en casi todo lo que hace, dice y piensa. Pero lo votaron y ayudaron a subir. “Hasta la quinta generación”. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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