• Por Bernt Entschev
  • Fundador de The Bernt

Recientemente recibí en mi oficina a un ejecutivo de alto escalón que actúa en una empresa del ramo mueblería. Este profesional me trajo la siguiente situación:

“La empresa de la cual formo parte hizo una reestructuración en la alta cúpula. De las cinco gerencias que actuaban, tres fueron mantenidas. Las funciones de las otras extintas fueron distribuidas para los tres ejecutivos que permanecieron en los cargos. Hubo un aumento significativo de actividades, sin embargo, sin aumento salarial y del cuadro colaborativo. ¿Qué hago? Soy uno de los gestores que tuvieron sus áreas mantenidas”.

Según el ejecutivo, incluso una nueva planificación estratégica trianual ya fue discutida y aprobada. Las actividades, con metas y objetivos ya están todas proyectadas y los desafíos lanzados para cada una de las áreas sobrevivientes.

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Mi orientación: en verdad esa práctica no es tan inusual en el mundo corporativo. Últimamente, inclusive, ella viene creciendo, no restringiéndose a períodos de ajustes que prácticamente todas las empresas están susceptibles a pasar.

Sin embargo, es preciso analizar el escenario con calma. No es una buena alternativa luego de cara, decir que no irá a aceptar la nueva configuración. Es preciso tiempo para analizar el escenario con menos emoción, buscando ser más asertivo.

Por un lado, es de pensar sí que la empresa está cortando de la propia carne para recortar la estructura, buscando una recuperación allá en el futuro. Teniendo éxito, sí, todos serán recompensados. Si ese fuera realmente el discurso, es preciso tomar en consideración que la propia empresa lo eligió a usted para continuar en el barco y que cree en la capacidad en este momento tan delicado.

Pero también ya presencié empresas que hicieron ese tipo de reestructuración, pero que en vez de buscar otros profesionales en el mercado, optaron en dar más actividades para los actuales gestores, pensando en una forma de testear ese profesional con relación a una futura promoción que exigiría una mayor dedicación. Eso puede sí suceder, con un buen desempeño, ellas acaban por hacer la promoción en pocos meses.

Entonces, si usted pasa por ese dilema, sugiero dar un tiempo antes de tomar una actitud. Al menos dos meses para que usted pueda sacar las conclusiones sobre el nuevo escenario. Si en el andar de la carroza se verifica que sí, la empresa necesitó reestructurar y que en el futuro le va a compensar por eso, busque dejar eso claro con su superior, intentando colocar plazos para que la situación pueda volver a ser conversada, sin que haya margen para caer en el olvido.

Si por otro lado usted nota que las cosas no quedaron claras, no deje de sondear el mercado y buscar nuevas oportunidades. Sin embargo, vuelvo a hacer hincapié: usted solo tendrá ese discernimiento después de que el tiempo pase, y la promoción fantasma efectivamente permita un análisis más preciso de la empresa y del contexto que se presenta.

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