- Por Felipe Goroso S.
- Analista
- Twitter: @FelipeGoroso
Esta semana se ha dado un hecho que ocupó poco (para no decir casi nada) como es el cierre de inscripción de listas para las próximas elecciones juveniles del Partido Colorado, las mismas se llevarán a cabo en diciembre de este año. 473.820 afiliados votarán por 17.273 cargos en pugna electoral, nada mal para un partido que algunos insisten en enviar a la unidad de terapia intensiva de la política paraguaya. Ilusos.
Se llega a estas elecciones luego de 17 años, era una deuda histórica que el Partido Colorado tenía con ese amplio margen que tiene de afiliados jóvenes, y a la cual se llega gracias al empuje y determinación del actual presidente, Pedro Alliana, y el apoyo que logró principalmente dentro de su movimiento Honor Colorado para cumplir este compromiso; como también de quienes responden a Colorado Añetete, aunque en menor medida, es oportuno recordar aquel bochornoso intento de convención donde se propuso subir la antigüedad de los afiliados que pretendan ser candidatos a cargos electivos.
Estas elecciones serán, sin duda alguna, una brillante oportunidad para cargarle de contenido fresco desde una perspectiva creativa a la muchas veces demasiado lineal y excesivamente predecible fauna política paraguaya.
Participación auténtica en la toma de decisiones de todos los niveles del Estado; educación y salud públicas, gratuitas y de calidad; drástico aumento del presupuesto en políticas públicas para la juventud y adolescencia (en la actualidad se invierten apenas 750.000 guaraníes por adolescente/joven al año), buscando el lógico aprovechamiento del bono demográfico; medidas para disminuir el alarmante índice de abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes; acceso a la tierra y servicios básicos con enfoque especial en jóvenes de comunidades indígenas y campesinas; más espacios dedicados al ocio, la tecnología y lo digital, expresiones culturales, deporte y esparcimiento. Todos estos podrían ser algunos de los ejes y líneas discursivas de los distintos equipos políticos que participarán de esta contienda electoral. Organizaciones como la Dirección de Estadísticas y Censos o el Fondo de Población de las Naciones Unidas que contempla una iniciativa llamada 165M, tal vez podrían ser opciones para generar contenido y debate. También se diría que la actual administración del Viceministerio de la Juventud, aunque permítanme sugerirles no tener demasiadas expectativas al respecto. Hablar de temas de los que hablan los jóvenes y buscar una conexión real con ese segmento electoral, esa podría marcar la diferencia.
Las elecciones juveniles en la ANR deben ser la prueba de fuego para mostrar a ese partido como la alternativa de contención y proyección en el tiempo que la juventud paraguaya reclama hace años. El desafío es enorme y se espera que los diferentes equipos lo asuman con la suficiente responsabilidad de ofrecer una disputa electoral acorde al hecho de que venían reclamando (con justa razón) la convocatoria de estas elecciones.
La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, precisa de una juventud activando en política y de políticas de juventud diferenciadoras.