• Por Felipe Goroso S. –
  • Analista
  • Twitter: @FelipeGoroso

El gabinete del actual gobierno no se destaca precisamente por sus luces, las mediciones que fueron publicadas y aquellas que no, nos muestran a las claras los muy elevados niveles de insatisfacción que rondan a la gestión de los ministerios. Los números reflejan aquello que se puede sentir, ver y escuchar en la calle. Es un gabinete que claramente está en un 2 con sabor a 1, en una escala cuyo tope máximo sería el 5.

Sin embargo, si hay una institución de la que podría decirse viene desmarcándose del promedio bastante bajo que mencionaba más arriba, esa sería la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que Arnaldo Giuzzio al frente, ha sabido tener una proyección del muy buen trabajo que se hizo en el gobierno anterior con el coronel (SR) Hugo Vera. Lo primero que se diría es que no hay mucho mérito en ser un buen jugador en un equipo que está de manera permanente bajo la sombra del descenso, pero bueno, es lo que hay.

Hago esta breve descripción teniendo como línea de base los muchos comentarios que hay en los pasillos del poder sobre una posible ida de Giuzzio al Ministerio del Interior, el escenario se completaría con Villamayor volviendo al Palacio de López a un cargo que no desconoce, el de secretario general y jefe de gabinete de la Presidencia de la República. No desconoce el cargo, lo ocupó 20 años atrás, durante el gobierno de unidad nacional de Luis Ángel González Macchi en 1999. Con esto, sería un hecho el retorno de Julio Ullón a la Junta Municipal de Asunción donde se necesitan votos para intervenir el municipio. Siempre y cuando el mismo priorice lo político y decida votar a favor de la misma. En teoría, el plan parece oportuno. En teoría.

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Y recalco en teoría, porque la jugada de llevarlo al Ministerio del Interior al que está teniendo un muy buen desempeño al frente de la Senad sería, por lo menos, arriesgada. Jugador que rinde no se cambia, aunque sea en un equipo con bajo rendimiento. Con su liderazgo, la lucha antidrogas está teniendo un rol relevante hasta el punto de convertirse en el buque insignia del Gobierno. La duda que salta es si podrá replicar esa gestión en una cartera tan complicada y desgastante como lo es la de Interior.

A la par de estas movidas, hay toda una estrategia fogoneada por debajo de la mesa por el Gobierno y promovida por algunos medios y periodistas, que intenta instalar (de manera muy básica y elemental) que el que estaría detrás del cambio en la cartera de Interior, incluso proponiendo nombres como el de Giuzzio, sería el movimiento Honor Colorado.

La línea argumentativa es que los mismos son pedidos de ese movimiento y forman parte del pago de favores por haber salvado a Mario Abdo del juicio político. Lo mismo trataron de hacer antes, durante y después del cambio en Agricultura y Ganadería. En algún intrincado lugar de la cabeza de cierto trasnochado se plantea como una forma de transferir la responsabilidad e impopularidad de las decisiones del Presidente.

“Vamos a distribuir el desgaste que implican nuestras decisiones”, le habrían dicho al Presidente. Compró la idea. Olvidaron decirle que, en ese escenario imaginario, también transmiten la imagen de que están transfiriendo lo único intransferible en la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, el poder.

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