• Por Augusto dos Santos
  • Analista
  • @augusto2s

Sabina tiene un verso que dice “pero reconoce que es crudo aceptar que no hay ser humano que le eche una mano a quien no se quiere dejar ayudar”. Así podría leerse la obstinada falta de reacción del sistema de comunicación presidencial, al que no se le cae una idea productiva sobre cómo salir de la crisis reputacional que también tiene el Presidente.

Nunca se planteó un aprovechamiento de la fuerza orbital del “Desastre ko Marito” para responder con una línea comunicacional fresca y potente y no se puede percibir un plan concreto de comunicación de cara al futuro ya no solo como contrafuego, sino como proceso.

El viernes, el presidente Abdo anunciaba nada menos que la designación de un presidente del IPS (cargo fuerte si los hay) arrobándose a un tuit de un diario que adelantó la información. El sábado tuitearon con ostensibles errores ortográficos. Y todavía, en un año, no pensaron en los domingos para acciones comunicacionales diferenciadas. Solo por citar estos tres últimos días.

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Si citáramos días anteriores, también recordaríamos a la presidenta de Petropar golpeando una vez más a Marito con sus desopilantes aventuras o al ministro de Educación enojándose con el senador Ovelar por un chisme falso y generando una vomitiva novela de una inoportunidad increíble en medio de la crisis.

Un poco después, el jueves, alguien que se enojó porque en el programa “A punto” (7:00 a 10:00) de Universo 970 y GEN cuestionaron que el Palacio de López no pinta sus techos de un solo color, ordenó que se retire una cámara de GEN que tomaba el palacio de un edificio cercano. Así. Errores y más errores que como un martillo van golpeando a Marito para adentro.

SIN DISCIPLINA NO SE PUEDE

Un amigo que es importante en el Gobierno y me consta de su gran conocimiento del Estado y de sus vericuetos, me dijo ayer algo que no será muy científico, pero es contundente: lo que le falta a los que cometen errores y siguen enlodando la popularidad del Presidente es “champú”. Y capaz sea así. Hay demasiada impunidad en este gobierno para cometer errores y volver a cometerlos y sobrevivir en el mismo lugar. Y la comunicación es emblemática en este sentido.

Cuando podés cometer errores y no pasa nada se instala una fórmula que transmite un mensaje al resto de los jugadores: “Hagan cagadas que no pasa nada”. Por eso Marito necesita poner disciplina. Por eso tiene razón el amigo cuando dice “falta champú”.

QUÉ QUIEREN

Primero y principal, el Gobierno tiene que definir cosas, varias cosas: qué es comunicación de gobierno, por ejemplo.

Si su concepto de comunicación de gobierno no incluye definir criterios para TODA la comunicación de todos los hombres y las mujeres del Gobierno, nada va a servir para nada. Marito puede inaugurar un puente con Miami y dos horas después la presi de Petropar va a hacer algo con modelos (¿qué hacen las modelos en Petropar siempre?) que provoque un nuevo escándalo.

Mientras el Gobierno no logre domar la apetencia figuretística del entorno presidencial, el Presidente siempre va a ser opacado por otros .

El Gobierno debe aprender que la comunicación es política, no es periodística, cuando se trata de Estado.

No sirve ponerle a un locutor o a un publicista, no importa cuál de ellos, si no van a conjugar sus acciones con la política porque no se trata de publicitar cosas o arreglar un espacio en algún medio amigo, sino de planificar escenarios para el Presidente. Por ello la comunicación de gobierno es eminentemente proactiva. Lamentablemente los gobiernos no aprenden. Entre un comunicador institucional o asesor político en serio, siempre elegirá a un locutor o a un periodista con algún rodaje que tiene experiencia sobre cómo atacar, pero nunca supo sobre cómo defender (que es de lo que se trata).

Pero antes que todo deberían parar la mano. Hacer una pausa. Organizarse. La comunicación no es un pulpo nervioso pegando tentaculazos hacia una y otra dirección. La comunicación no es una escopeta. Es fusil de francotirador. Lo ideal ante ello es que exista un plan.

Es demasiado importante que eso funcione para que el Gobierno recupere la gobernabilidad. Es demasiado importante que el Gobierno recupere la gobernabilidad para que todo funcione.

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