Puede que ni siquiera lo recuerde o quiera admitirlo, pero ciertamente ya lo ha hecho: en algún momento de su vida ha mentido en el mercado laboral. Vea, no es una pregunta, es una afirmación. Incluso, los expertos en comportamiento humano dicen que “decir la verdad todo el tiempo es tan raro como minar una buena convivencia en la propia sociedad”.

Esto tampoco significa que tengamos que salir mintiendo. Como solían decir nuestros padres, “mentir es feo”, o los que mienten no “van al cielo”.

Mentir puede ser muy perjudicial para las personas y las organizaciones. Esas sin gravedad, son a menudo admisibles, con la justificación de que se pretende mantener una buena convivencia entre las personas. Pero las venenosas y planificadas son destructivas.

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Hace unos años atrás seguí un proceso de selección en una empresa multinacional que buscaba ocupar un puesto directivo. Un ciudadano en particular envió un currículum que estaba estrechamente alineado con el perfil que la compañía estaba buscando y fue llamado para la primera entrevista con el gerente de área.

Todo estuvo bien en el chat cuando se le pidió al candidato que hablará sobre su especialización en Harvard. Habló bien del tema, pero hizo algunos comentarios que hicieron que el entrevistador desconfiara. El candidato no sabia que el entrevistador estaba formado por esta reconocida institución. Resultado: no pasó a la siguiente etapa. Mentir en la entrevista de trabajo es algo que, si se descubre, no es pasible de una segunda oportunidad. Hay una vehemente violación de la confianza en la primera impresión.

Las mentiras peligrosas incluyen todo lo que es corrosivo para la empresa, sus empleados y la sociedad. Sin mencionar las mentiras que rozan el delito, como, por ejemplo, la adulteración de documentos, la participación en actos ilegales o incluso la acusación de colegas en situaciones poco realistas.

Si estos ejemplos, solo de leer, ya nos asustan, no nos angustiemos. Existen las mentiras que, aunque no están liberadas en el mercado laboral, terminan siendo parte del cotidiano. Como decir a veces: “No recibí tu correo electrónico” sin antes haber visto la casilla de correo, “necesito terminar un informe, por lo tanto, no voy a almorzar con ustedes”, cuando en realidad no está dispuesto a ir a un restaurante en particular.

Esta actitud a menudo se toma incluso desde el lado opuesto de la mentira: para evitar la creación innecesaria de conflictos.

Entonces, este es el consejo. Si ha mentido, no se culpe. Pero evalúe el tamaño de este impacto y no lo tome como un hábito tratar de resolver sus demandas diarias. Siempre debe escoger el camino de la claridad, de la verdad. Además: ¡Siempre debe tratar de ser reconocido por ser una persona agradable, recta y confiable en todos los papeles que desempeña en esta vida!

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