• Por Felipe Goroso S.
  • Analista
  • Twitter: @FelipeGoroso

NiNi es un término usado cuando quiere referirse a aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan.

Ahora estamos viendo cómo partidos que reivindican al tercer sector o a sectores políticos que se dicen alternativos pegar el grito al cielo porque en la ANR han decidido tender puentes de diálogo y agrupar esfuerzos para levantar una economía que está dando repetidas señales de alarma; hemos pasado de la desaceleración a la temible recesión. La cuestión se agrava aún más cuando caemos en la cuenta de que esto pasó casi desapercibido en el medio de tanto lío político.

Históricamente, los partidos del tercer espacio han logrado marcar su territorio político y comunicacional poniendo sobre la mesa de debate público sus respectivas agendas. Desde la llegada de la democracia, diferentes partidos han pasado por el arco del llamado tercer espacio y en su gran mayoría construyeron su fortaleza en imagen y discurso desde ese valor diferencial al respecto de las fuerzas políticas llamadas o etiquetadas como tradicionales.

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A la par de que van imponiendo algunos de los temas propuestos por partidos del tercer sector, también se va iniciando la indispensable etapa de articulación de mayorías, aquellas que les permitan pasar esas iniciativas en las cámaras del Congreso y transformarlas en ley. Esa articulación es un delicado entramado digno del mejor orfebre, para nada es un trabajo sencillo, pero los partidos del tercer sector ya lo han hecho en el pasado. Y con eso han logrado victorias épicas e inesperadas para propios y extraños.

Sin embargo, ahora estamos viendo cómo los partidos del tercer sector no están pudiendo ni imponer agenda ni articular mayorías. Partidos NiNi. Eso los vuelve excesivamente pendientes de las otras fuerzas, como la ANR o el PLRA, que tienen lógicas demasiado diferentes. Y ni hablar del perfil de su electorado. Este es uno de los motivos por los que vemos ciertos desmesurados cuestionamientos a obviedades tales como que los colorados dialoguen, cuando es lo absolutamente natural.

Los votantes del tercer sector le han dado el papel de oposición, le han dado la carga de la creatividad a la hora de plantear sus propuestas legislativas, la suficiente como para intentar imponer sus agendas; y a la par le han dado la responsabilidad de articular mayorías. Está demás decir que de imponer agenda y articular mayorías se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a.

Los partidos NiNi no sirven más que para un par de minutos en TV y unos retuits, y la historia reciente nos muestra que eso no alcanza. Definitivamente.

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