• Por Jaime Egüez
  • Director del Club de Ejecutivos del Paraguay

Aún estamos inmersos en unas semanas de noticias frenéticas, contradictorias y hasta casi histéricas de uno u otro grupo de intereses. Unos muy influenciados por intereses sectoriales, otros por intereses individuales, otros más mesurados en primero entender y luego accionar. Pero la realidad al final quedó expuesta: ¿Alguien realmente piensa en el Paraguay? Porque todos se ponen al Paraguay en sus labios, con frases tan rimbombantes que han sonado en la historia de la humanidad tantas veces para justificar atropellos a las instituciones y sobre todo a las autoridades electas con la frase acusadora “alta traición a la patria”.

¿Será que los que han expresado esta frase entienden por lo menos lo que significa servir a la patria? Es que sinceramente seguir los discursos, los espacios de discusión, las decisiones de varios de los actores públicos de la escena política en estos últimos días ha sido como seguir un partido de ping pong de alta intensidad, donde se permite de todo y donde apenas interesa el marco formal de una escena justificatoria de determinados intereses.

Saquemos algunas conclusiones rápidas. Lo primero es que para un sector importante de la clase política la frase “estabilidad política es la base para generar inversión, trabajo y riqueza” no está ni por acaso inserta en el espacio cerebral. Esta primera conclusión saco a partir de que ante oportunidades para instalar espacios de apetencias personales varios actores políticos de poder simplemente cambian el chip de “mi interés primero y el país y sus ciudadanos que aguanten las consecuencias”. En estas semanas varios integrantes y líderes de la clase política lideraron una novela de terror en el país con una amenaza de descabezar al gobierno actual por este accionar. ¿Estaban defendiendo los intereses del Paraguay? ¿O mejor dicho estaban buscando sus propios intereses?

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Es una realidad inobjetable que se cometió un grave error que tuvo su fusible que permitió una rectificación a tiempo. Y esto es algo que nos permite entender que estas exigencias de seguridad son importantes en un gobierno. Buscar en los resortes institucionales corregir estos errores nos permite entender cómo se debe armar la estrategia para negociar los intereses de un país y que este proceso tiene sus reglas, su marco, su lógica comunicacional. El error aquí, a mi entender, es que simplemente no teníamos el equipo adecuado para encarar este proceso.

Puedo hacer muchas conjeturas sobre el actuar del Presidente a la luz de los resultados, pero de ahí a hablar de “traición a la patria” hay un largo trayecto plagado de intereses oscuros. ¿Entienden ustedes lo que es sostener la institucionalidad de un país? Quiero dejar muy claro para los que lideraron esta novela de terror que no nos interesa a ninguno de nosotros sus agendas personales, no nos interesan sus intrigas para poder llegar a amasar más influencias para obtener más dinero. No nos interesan sus mezquindades como seres humanos que se amparan en un seudopatriotismo vacío de integridad personal y sobre todo sin sentido de responsabilidad ante todas nuestras vidas como ciudadanos que debemos trabajar para vivir en un proceso de lógica diaria amparada por la estabilidad del país.

Creo que se cometieron errores importantes y estoy totalmente convencido de que esta crisis ha sido la detonante para que corrijamos muchas cosas mal y que es la brillante oportunidad para que el propio presidente lidere con más fuerza los cambios que necesitamos ante un inminente escenario de negociación compleja para el futuro del país. Además considero que esto llegó en el momento justo y no para el 2023. Asimismo, creo en la posibilidad de enmendar errores porque se tuvo la capacidad y decisión de volver a empezar, se tuvo la templanza de entender el escenario de error y trabajar en volver al camino correcto.

Debemos todos pensar en Paraguay, su institucionalidad, su viabilidad y sobre todo en su estabilidad. Ello, para que podamos continuar produciendo y viviendo en una sociedad predecible donde todos sin excepción trabajemos para un país mejor. Esta receta funciona para poder crecer, para producir y generar riqueza para todos.

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