EL PODER DE LA CONCIENCIA

“¡Acepto la pelea! ¡Por un Paraguay sin mafias!”, escribió Marito al más puro estilo de don Quijote, quien en su mente veía a unos 30 “desaforados gigantes” en lugar de molinos de viento, a los cuales pretendía “dar batalla y quitarles a todos las vidas”, con cuyos despojos comenzarían a enriquecer (él y Sancho Panza), mientras decía que “esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra”. –¿Qué gigantes? –preguntó sorprendido el fiel escudero antes de que se produjera el Desastre.

Y es que las mafias, así como los gigantes, son difíciles de enfrentar, sobre todo cuando permanecen invisibles, como los molinos, a pesar de que pueden estar al lado del valiente caballero que pretende quitarles la vida.

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El secreto para descubrir las mafias es estar atentos. Por ejemplo, existe una mafia de ineficiencia extrema compuesta por el MOPC, las municipalidades de Asunción y de Fernando de la Mora, además de la Policía Nacional. Debido a su incompetencia, estos gigantes desaforados pretenden utilizar US$ 24 millones para agilizar el tránsito del Acceso Sur.

Según “los estudios”, la velocidad promedio sobre esa ruta es de 25 km/h y la intención es alcanzar los 75 km/h. Agilizar el tránsito en esa zona es una imperiosa necesidad, pero antes de usar tanto dinero habría que notar los problemas que entorpecen el paso vehicular.

Cualquier caballero puede corroborar cómo opera esta mafia de ineficiencia. Para ello basta que monte al volante de su Rocinante entre las 17:00 y 17:30 y que galope por Cacique Lambaré hacia Acceso Sur.

En primer lugar, podrá notar que la fila de vehículos muchas veces llega a 3 o 4 cuadras. Tal vez desde allí ya pueda divisar al agente de tránsito que está parado sin hacer nada más que marcar presencia frente al colegio Gutenberg. En ese lapso, los padres que van a retirar a los alumnos estacionan sus autos sobre la avenida. El agente mira. No se da cuenta de nada. No dirige el tránsito. Solo está ahí con las manos en las espaldas. (1)

Ese agente (de Asunción) podría estar agilizando en ese momento el tránsito en Fernando de la Mora y Cacique, ya que el sistema semafórico de esa intersección está mal aprovechado. Pero él “no se da cuenta”.

Si el caballero se fija con atención podrá notar que en esa esquina puede avanzar girando a la derecha a pesar de tener la luz roja de frente, ya que en ese momento la batahola de autos que viene desde 4 Mojones sigue derecho o dobla a su izquierda. De entre 7 y 10 autos dejaron de pasar porque el semáforo carece de una flecha verde hacia la derecha y los agentes no se percatan de ello. (2)

Y mientras que el agente que está frente al Gutenberg sigue mirando la vida pasar, sus ávidos colegas esperan semiescondidos con boletas de multa a una cuadra para atrapar a los conductores que se atrevieron a realizar la maniobra que el sentido común indica para agilizar el tránsito, pero que la ley prohíbe sin causa razonable. O tal vez sí, ya que de otro modo no podrían multarlos. (3)

El viaducto de 4 Mojones se convirtió en un nido para los agentes de tránsito, frecuentemente acompañados por los de la Policía Nacional. Allí debajo, en vez de hacer que circulen rápidamente los autos, se concentran para amedrentar a los conductores (4). Muy amablemente solicitan todo tipo de documentos y demás, cosa que podrían hacer en otro sitio y no allí donde detienen la velocidad de los que “bajan” hacia Asunción. Mientras, en sentido contrario, donde el paso de por sí ya es lento a causa de la pendiente cuesta arriba, permiten que los colectivos se detengan para alzar y bajar pasajeros, haciendo más estrecha y lenta la vía (5).

Si después de sortear toda la serie de “errores involuntarios” cometidos por esa mafia de ineficiencia el caballero sigue por Acceso Sur y llega al semáforo de la esquina de Soldado Ovelar, tendrá tiempo para reír o llorar.

Es que, nuevamente, el sistema semafórico “sin querer” atrasa el paso de los vehículos. Allí, cuando se pone verde la flecha para girar a la izquierda (en realidad hace semanas que está quemada) los autos avanzan hacia esa dirección, pero todos los demás que pretenden seguir derecho hacia Ñemby deben permanecer quietos. Solo cuando se pone en rojo la flecha de giro a la izquierda se habilita el verde para ir derecho. ¿Por qué esperar? Al menos unos 10 o 15 vehículos dejaron de avanzar a causa de esa falta de coordinación, ya que a la derecha no hay ninguna calle que obligue a esperar a los conductores. Pero claro, ni el MOPC ni los agentes de Fernando de la Mora se percatan de ello. (6).

Con tantas falencias que nadie ve, la velocidad del tránsito es de 25 km/h, los agentes cobran multas y se van a licitar obras por US$ 24 millones en Tres Bocas.

A veces las mafias están al lado del caballero y aunque giren sus grandes aspas, el ingenioso hidalgo no puede verlas.

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