En economía hay que respetar las realidades, fundamentalmente cuando las cosas no están bien. No vale crear falsas expectativas en la gente con relación a una “rápida” recuperación en el futuro próximo, después de dejar atrás el peor semestre económico desde el 2012, con golpes que han dejado secuelas difíciles de manejar y de cara a un escenario nacional e internacional muy indefinido y con muchos factores incontrolables por nosotros (lo que sucederá en Argentina, por ejemplo, en agosto, octubre y diciembre; o el anunciado avance menos débil de la economía brasileña).

Dos indicadores que miden la marcha económica del Banco Central del Paraguay (BCP) con datos a mayo del 2019 invitan a tomarlos con cuidado, independientemente de que sean menos peores que los meses anteriores. Por un lado, tenemos el Indicador Mensual de Actividad Económica del Paraguay (IMAEP) que cayó 2,8% en mayo respecto a igual mes del año pasado, y que en el acumulado del año registra un bajón del 3,1%. En su variación de 12 meses móviles (como tomando todo un año para compararlo con el año anterior), el IMAEP retrocede al ritmo del 0,6%. Todo muy “rojo”. De cuidado. El otro indicador del BCP es el Estimador de Cifras de Negocios (ECN), también con datos a mayo, que sirve para medir el comportamiento de las ventas al consumidor. En mayo a nivel general se registran caídas del 4,6% en el mes, del 3,5% en el año y del 1,9% en 12 meses móviles acumulados. También todo muy “rojo”.

Si desagregamos el ECN por sectores económicos o comerciales tenemos los siguientes resultados: 1) Hiper, supermercados, distribuidoras y otros (caídas del 0,4% en mayo, del 1% en lo que va del año y también del 1% en doce meses móviles acumulados); 2) Grandes tiendas, prendas de vestir (-1,1% en mayo contra igual mes del 2018, -4,9% en el año y -6,5% en 12 meses móviles acumulados); 3) Equipamiento del hogar (-3,8%, -1,9% y -0,9%); 4) Venta de vehículos (-19,3%, -14,6% y -6,3%); 5) Venta de combustibles (-21,9%, -10% y -7,3%); 6) Productos químicos farmacéuticos (en constante crecimiento 9,2%, 5,8% y 6,7%); 7) Materiales de construcción (-12,3%, -8,3% y -4,9%); y 8) Servicios de telefonía móvil (también en constante crecimiento 11%, 6,5% y 5,7%).

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La tendencia descendente en el precio del dólar desde el techo del 10 de mayo es un factor estabilizador con principios de impactos positivos muy preliminares y sujetos a su continuidad, pero cuidado con debilitar en demasía el ingreso de los exportadores cuando los mercados externos se endurecen y los precios internacionales continúan deprimidos.

De todas formas, dicho esto, un precio “barato” del dólar tiene un efecto psicológico en la expectativa positiva de la gente, que no debe desvalorizarse. Dicha expectativa positiva es importante para darle un poco de fuerza emocional al principio de repunte de la actividad económica en general.

Ayuda y suma. Pero cuidado con crear falsas expectativas de una salida rápida y fácil. Que no ocurrirá. Es peligroso un futuro con la gente desilusionada y frustrada porque no se dio en el terreno de la vida práctica el mejoramiento prometido con la velocidad y la profundidad esperadas para dejar atrás la “mala onda” y el popular “Desastre ko Marito”. Duele decirlo, pero hay que decirlo (DDPHQD).

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