• Por Antonio Carmona
  • Periodista

Al final, la Guerra del Chaco no fue estúpida, como afirmaron Evo y Marito, al menos para Evo Morales, ya que, aunque sin explicitar ni reconocer el “error”, que se había publicado en medios nacionales e internacionales en una comunicación pública que no tuvo desmentido, y que, por cierto, ninguno de ellos rectificó de forma clara después de la difusión de la declaración pública en la que manifestaron que se trataba de una guerra estúpida, al referirse a la histórica contienda.

Tratándose de una opinión de dos presidentes, al respecto de un acontecimiento, aunque lejano en el tiempo, de tremenda relevancia histórica y coincidente con el aniversario de la contienda, escribí en este diario el domingo 16 del corriente, cuestionando que el calificativo utilizado por los mandatarios era poco menos que ofensivo para los combatientes y para los pueblos de ambos países, afirmando que no fue estúpida, sino manipulada e impulsada por intereses internacionales, concretamente el interés por el “oro negro” habido y por la posibilidad de haber en el Chaco. Mi opinión era que ninguna, o, por lo menos casi ninguna guerra que yo conozca, fue estúpida y menos la “sedienta y calcinante guerra que, para colmo, tiene el “maldito privilegio” de ser una de las primeras, junto con la Guerra Civil Española, de haber servido para probar armas de destrucción modernas para aquel tiempo.

Aunque sin hacer referencia directa, Evo rectificó, en una solicitada publicada a toda página en dos matutinos nacionales, al adjudicar la causa de la guerra a “intereses transnacionales”, aunque no hizo referencia a la declaración previa de los presidentes, descalificando la calificación “guerra estúpida” que era y sigue siendo el quid de la cuestión.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Trascribo la parte de la solicitada que hace a la cuestión, aunque como aclaro antes quedaba un tanto “al aire” por no hacer alusión directa al cuestionamiento de la “metida de pata”: declarar la Guerra del Chaco una guerra estúpida:

“Lamentablemente en el siglo pasado, nuestros países se enfrentaron en una guerra motivada por intereses transnacionales, que postergó por décadas cualquier opción de acercamiento. Hoy vivimos tiempos de cambio e integración para el beneficio de nuestra gente. Hoy es el tiempo de la paz, la complementaridad. Y la justicia social…”.

Valga el reconocimiento para Morales, quien trató, por lo menos de rectificar, aunque sin lograrlo por falta de ser explícito, como corresponde en estos casos, para que no queden dudas: cosa que suele ser difícil para mandatarios y mandamases, por lo que el escrito de marras terminó sin mensaje y sin mensajero: si es por vergüenza a repetir y descalificar directamente la expresión “guerra estúpida” hay que aplaudirle, pero como aclaración es tan indirecta y confusa que no tiene prácticamente sentido.

Y no precisa el quid de la cuestión que es, como se ha dicho y escrito muchas veces, “espuria”. Una guerra provocada por “intereses espurios”. Aprovecho para traducir la expresión al lenguaje cotidiano con la mejor opción que me ofrece el diccionario: “intereses bastardos”.

Lástima que nuestro presidente no tuvo el tino de reconocer la equivocación, y enmendarla, probablemente el gesto más difícil para el orgullo de los “mandamases” con aires de grandeza.

Están a tiempo aún de hacer la aclaración, al menos, para que no quede vergonzosamente para la historia.

En la solicitada, Morales aprovechó para hacer un poco de “proselitismo” resaltando que “hoy vivimos tiempos de cambio y de integración”, lo que es cierto, aunque no precisó que vivimos esos tiempos desde hace por lo menos décadas, es decir, que no es una novedad como para adjudicársela como mérito.

La propaganda, durante años, para mantener viva la amenaza de guerra con Bolivia, después del fin de la contienda, fue obra de la dictadura estronista, que, de esa forma, mantenía un estado de guerra que justificaba los abusos tenebrosos que la caracterizaron. Así que no es de hoy ni obra y mérito nuevos y exclusivos de estos mandatarios. Ya tiene historia, una historia que tiene mucho que ver con la democracia y la desmilitarización de la política, derivándola a sus cauces naturales, la civilidad.

Dejanos tu comentario