- Por Juan Carlos Muñoz
- Socio del Club de Ejecutivos del Paraguay
El potencial de la región central sudamericana es cada vez más sorprendente, pues su capacidad productiva se ha desarrollado exponencialmente, convirtiendo en un espacio estratégico para la conectividad regional e interregional y, sobre todo, para la radicación de inversiones.
En ese sentido, como hace 30 años, la región tiende nuevamente a sacudirse con el afán de hacer realidad la utilización de los ríos Paraguay y Paraná para conectarse con el mundo de manera efectiva y rentable.
Los inicios del proyecto de la hidrovía se recrean ahora con una suma más efectiva de las exportaciones de soja brasilera desde Mato Grosso del Sur a las consolidadas exportaciones de mineral de hierro del Urucum por los puertos de Corumba y Ladario.
A ello, y siempre en Brasil, se concreta ahora la construcción de un puerto en Barranco Vermelho, en Mato Grosso, de la mano de un visionario como el empresario y amigo Aureliano “Kike” González, en una apuesta genuinamente paraguaya que abre un nuevo renglón de posibilidades logísticas en pleno Pantanal.
Se ha sumado vigorosamente Bolivia, a través de una movida geopolítica hacia el Río de la Plata con un muy activo presidente Evo Morales, firmando declaraciones con el presidente Macri, dando un nuevo impulso a la hidrovía y con el encuentro político empresarial de los días 11 y 12 de junio al más alto nivel entre paraguayos y bolivianos.
De ahora en adelante, el acuerdo destinado al trabajo coordinado a nivel gubernamental entre los jefes de Estado de Paraguay y Bolivia no solo contribuirá al fortalecimiento del transporte fluvial por la hidrovía de ambos ríos, sino también a promover las iniciativas de la construcción de nuevos puertos. Y, a la vez, al avance del Paraguay tanto en producir valor agregado a la soja como en el procesamiento industrial del hierro. Y con ello, el país también mejorará sus potencialidades de crecimiento económico, como así también su capacidad de generación de empleos.
Paraguay es clave en este nuevo escenario, pues hemos hecho bien los deberes en el río. Los intereses públicos y privados hace tiempo han sabido amalgamarse para encontrarnos ahora, por lejos, como la mayor potencia fluvial de Sudamérica. Y, por ende, vehículo principalísimo del desarrollo de estos emprendimientos regionales.
Es de suponer, entonces, que propugnemos una voz común que permita la tan ansiada integración regional, sin que los “humores” políticos de turno sigan postergando el futuro del país. En el marco de una planificación estratégica, es el Paraguay el que debe tener la política proactiva para convertir a nuestro espacio geográfico en el centro de irradiación del desarrollo nacional y regional. Este es un desafío históricamente impostergable.