Con la llegada de las tecnologías de la información y la comunicación, la distancia ha dejado de ser uno de los obstáculos insalvables para el proceso formativo de profesionales, por lo que esta modalidad ha ido abriéndose un espacio que como educadores debemos tener en cuenta, con la capacitación como caballo de batalla para encarar el desafío de seguir educando con calidad.
Desde la capacitación laboral pasando por carreras de grado hasta posgrados, internet y sus herramientas nos brindan la posibilidad de enfocarnos en los aspectos esenciales de un programa de formación, sin la necesidad de trasladarnos grandes distancias e incluso adecuar la educación al ritmo de vida del estudiante actual, que no solo estudia, sino que también trabaja y realiza otras tareas y funciones a la par.
Al flexibilizar horarios, la educación a distancia garantiza una mayor igualdad de oportunidades de estudiar, contribuyendo al desarrollo de la autodisciplina del estudiante, lo que retribuirá en mejorar su cualificación académica y profesional.
Así, el alumno dispone de herramientas que le permiten acceder a tutorías, videoconferencias, bibliotecas virtuales, libros digitales, interactuar de forma permanente con su tutor y compañeros por medio de una plataforma web, denominada comúnmente aula virtual.
Un ejemplo claro de esta metodología es el actual Diplomado Internacional Cambio Climático, Energía y Derechos Humanos de la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay, en alianza con el Heidelberg Center para América Latina, que tendrá más de 100 horas de desarrollo, distribuidas en más de 15 semanas de trabajo y del cual participan reconocidos científicos, profesores y especialistas de Europa y América Latina, todo a través de una plataforma de educación a distancia.
Muchos educadores aún se cuestionan si los estudiantes a distancia tienen la oportunidad de aprender lo mismo que los estudiantes tradicionales. Ante esta interrogante, investigadores han comparado los métodos de educación a distancia con las formas tradicionales, sacando la conclusión de que la Educación a Distancia puede ser tan efectiva como la educación presencial cuando se utilizan los métodos y tecnologías adecuadas.
Entonces, queda en nuestras manos el prepararnos como educadores para poder satisfacer las nuevas demandas en cuestión de formación, las herramientas están disponibles, queda en nuestras manos el reiniciar nuestro proceso de aprendizaje para sacarles el provecho máximo y seguir formando profesionales capaces y listos para encarar este nuevo siglo y sus desafíos.